Escrito por 12:00 am Bernardo Kliksberg, Desigualdades

Agujeros éticos

La economía mundial en su conjunto se halla complicada. No es de extrañar cuando las políticas ortodoxas como las que están fracasando abiertamente en Europa siguen siendo activamente impulsadas en diversas regiones; cuando factores como la “especulación salvaje”, que produjo la peor crisis de la economía americana después de la de 1930, en el 2008-2009, sigue operando activamente; y hay nuevos desarrollos regresivos como el llamado “evitamiento” de impuestos por algunas de las mayores multinacionales


La “codicia desenfrenada en acción”

La economía mundial sigue sumida en la crisis. Uno de sus motores, Europa, sigue fuertemente estancada. Según The Economist (28/09/2013), la EuroArea tendrá en 2013 una caída del Producto Bruto del 0.5%. Grecia, el laboratorio de las políticas de austeridad, caerá un 5.5%, lo que lleva su retroceso desde que se le “prestó” dinero a condición de que las aplicara a ultranza a más de un 30%. En España retrocederá un 1.6%. En Italia un 1.8%. La desocupación europea sigue ascendiendo, es 12.1% en Grecia 27.9%; en España 26.3%; en Italia, una de las mayores economías del planeta, alcanzó la cifra récord de 12%. La desocupación juvenil es casi 60% en Grecia y España, y 40% en Italia.

A pesar de que tanto el FMI como la Unión Europea reconocieron que sus estimaciones sobre las posibles reducciones del producto bruto bajo las políticas que han impulsando eran equivocadas, y la realidad las triplicó, no modificaron dichas políticas.

Irónicamente editorializa The New York Times sobre Grecia (10/07/13): “El FMI parece más problematizado por la evidencia de que la austeridad ha hecho reales daños a la economía griega. Pero esa constatación hasta ahora no ha traído cambios en las políticas ni alivio para los sufrientes griegos”.

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Está operando lo que Obama llamó “la codicia desenfrenada”. Una muestra. La Fiscalía del distrito sur de Nueva York está llevando adelante un juicio criminal contra uno de los mayores Fondos Financieros, SAC Capital, que gestiona más de 14,000 millones de dólares.

Lo acusa de haber permitido un fraude de “cientos de millones de dólares que habría sido generalizado a una escala sin precedentes en la industria de los fondos de alto riesgo”. La justicia ha levantado cargos contra criminales ocho operadores de alto rango del Fondo, que usaron datos confidenciales violando las leyes para realizar operaciones en bolsa obteniendo beneficios ilícitos. Ya la empresa había acordado en marzo pagar una multa de 615 millones de dólares por las conductas ilegales de sus operadores, pero la investigación siguió encontrando delitos agravantes, y una cultura de corrupción corporativa ampliamente difundida.

Su dueño, integrante conspicuo del 1% más rico que acapara más del 45% del PBI mundial, compró el año pasado uno de los cuadros más caros de la historia para adornar las paredes de su casa, un Picasso por el que pagó 120 millones de dólares.

Se podrá decir “una manzana podrida suelta en un barril”. Es más complejo. Una encuesta a 250 operadores de alto nivel de decenas de compañías financieras sobre la que informa The New Yok Times (16/07/13) plantea difíciles interrogantes. El 23% de los encuestados dijeron que “habían observado o tenían conocimiento de primera fuente de conductas no éticas en su lugar de trabajo”. Se les preguntó muy concretamente: “¿Se involucraría en el manejo ilegal de información confidencial si pudiera ganar 10 millones de dólares y que no lo descubrieran?”. El 24% contesto afirmativamente. La perspectiva es aún más sombría cuando se advierte que la cifra es peor todavía en “las nuevas generaciones”. Entre los que tenían menos de 10 años de antigüedad, el 38% contestó que lo haría.

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El 17% afirmó respecto a los jefes de las organizaciones que “esperaban que los líderes miraran para otro lado si sospechaban que alguien con una alta perfomance estaba involucrado en el uso de información confidencial”. Un 15% opinaba que “dudaba que si los líderes se enteraban de delitos cometidos por operadores de alto desempeño los reportarían a las autoridades”.

Sobre las causas de los gruesos vacios éticos, el 26% “creía que los planes de compensación y las estructuras de bonos aplicados en sus empresas incentivaban a los empleados a comprometer los estándares éticos o violar la ley”.

Buscando razones estructurales de estas conductas algunas parecen hallarse en la educación recibida. Numerosos estudios han mostrado la acción de incentivos a gerenciar sin escrúpulos éticos en los programas de alta gerencia, pero adicionalmente un estudio publicado en 2011 por profesores de Harvard y Northwestern concluyó sobre la formación de economistas que “los resultados muestran que la educación en economía es consistentemente asociada con actitudes positivas hacia la codicia”. Los investigadores plantean: “El dominio no cuestionado de la maximización del interés personal como la lógica primaria de intercambio en las escuelas de negocios y los marcos corporativos puede llevar a las personas a ser más tolerantes ante lo que otras personas ven como conductas moralmente inaceptables”.

Evitando impuestos

A la codicia sin límites se suma la política consistente de algunas de las grandes trasnacionales de “evitamiento de impuestos”, aprovechando al máximo las brechas legales que ha dejado la rápida conversión de la economía mundial globalizada, y montando para ello sofisticadas estrategias. Dado los altísimos niveles de concentración económica actual los prejuicios para los Estados son de enorme magnitud. Se estima que menos de 1,000 empresas tienen actualmente el 50% de las acciones de las bolsas del mundo. En usa las 100 empresas mayores tuvieron en 2009 ventas equivalentes al 35% del producto bruto.

La política sistemática de elusión fiscal que está erosionando seriamente la base fiscal de los países desarrollados, y provocando un refuerzo de la carga tributaria sobre los sectores sociales medios y bajos que radicaliza aún más las agudísimas desigualdades entre el 1% y el 99% fue tema central de las últimas reuniones del G20 .

Las grandes empresas pagaban en USA en 1950 el 30% de los ingresos fiscales. Actualmente, a pesar de su expansión, sólo pagan el 9% de la recaudación fiscal. En 2012 pagaron 242,000 millones de dólares en impuestos federales, frente a una cifra que los multiplicó muchas veces, .1 trillones abonada por los contribuyentes individuales.

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Se menciona con frecuencia el caso de Starbucks, que tiene 700 locales en Gran Bretaña, tuvo un monto de ventas de 630 millones de dólares en 2012 y no pagó ningún impuesto. Entre las maniobras usuales está declarar las utilidades en paraísos fiscales, no en los lugares donde está su mayor actividad; utilizar precios de transferencia entre las subsidiarias, que minimicen impuestos; cobrar elevados derechos de propiedad intelectual al interior de los conglomerados. The Economist (27/07/13) informa que Reuters encontró que el 75% de las principales empresas de tecnología de usa pagan sus impuestos en lugares de baja tributación diferentes de donde venden sus productos.

Ante los graves impactos presupuestarios de la no tributación de quienes deberían ser los principales aportantes fiscales, los G20 aprobaron un plan de 15 principios fiscales nuevos para las grandes multinacionales.

El Secretario General de la OECD, Ángel Gurría, afirmó que “es una cuestión de justicia y juego limpio”. El Senador Carl Lewis, quien preside una Comisión de Investigación del tema que creó el Senado de USA, resaltó que “hay una demanda global para reinar en estos abusos fiscales corporativos”, y destacó: “el Congreso estaba largamente atrasado en cerrar estos indignantes agujeros fiscales, mejorar la equidad tributaria y usar los ingresos para parar que los cortes presupuestarios irracionales siguieran dañando la seguridad nacional, la educación, las salud, la investigación e innovación y más”.

En el largo camino a recorrer para que se implementen las nuevas medidas, las tácticas de “evitamiento fiscal” seguirán aumentando las ganancias récords de muchas corporaciones y facilitando el enriquecimiento en ascenso de los CEO.

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En USA, en 2012, los 200 gerentes máximos de empresas con más de 1,000 millones de dólares en ingresos subieron sus remuneraciones en un 16% respecto de 2011. Ganaron en promedio 15.1 millones de dólares por año. Los del tope de la tabla percibieron más de 100 millones de dólares por año. A pesar de la protesta por los muy elevados paquetes de compensación adicionales, cuando algunos se retiraron dichos paquetes superaron en diversos casos los 100 millones de dólares. En contraste, los millones de trabajadores del fast food ganan 9 dólares por hora promedio, 18,000 dolares por año; por primera vez acaban de realizar una huelga, exigiendo les suban sus misérrimos salarios y puedan formar sindicatos.

Otros caminos posibles

Mientras que las recetas ortodoxas siguen haciendo estragos en Europa y la codicia especulativa continúa en plena acción en la economía mundial, se mira con creciente atención a las economías emergentes, sin embargo, en ellas no basta el crecimiento para asegurar mejora en la vida de la gente. Contrastan los casos de dos de los Briggs, la India y Brasil.

En la India, a pesar de sus elevadas tasas de crecimiento y fuertes progresos tecnológicos, amplios sectores de su población tienen dificultades de supervivencia básicas. En su nueva obra “Una gloria incierta: India y sus contradicciones”, Amartya Sen y Jean Dreze muestran que el 20% de todos los hombres y el 33% de todas las mujeres son analfabetas; 600 millones de personas, la mitad de la población, no tienen instalaciones sanitarias; 400 millones no tienen electricidad; y que el 43% de los niños tienen hambre. Las políticas públicas no proveen los servicios imprescindibles, y la desigualdad es muy aguda. La inversión en salud es solo del 1.2% del Producto Bruto Nacional, únicamente 39 dólares anuales por persona.

En Brasil, en las presidencias de Lula y Dilma Rousseff, que han privilegiado lo social, con un crecimiento económico muy inferior al de la India, las agresivas políticas sociales lograron que 40 millones de personas, el 20% de la población, salieran en pocos años de la pobreza, convirtiéndose en pequeña clase media.

Hubo un cambio de paradigma. Lula señala (The New York Times, 24/08/13) que el modelo dominante “es un modelo basado en la absurda idea de que el mercado no necesita estar sujeto a reglas, de que cualquier tipo de monitoreo o de supervisión es perjudicial, y que los gobiernos no tienen nada que hacer en la economía (…). Cinco años de crisis financiera han transcurrido con graves daños económicos y profundo sufrimiento personal, y no ha sido suficiente para reconsiderar este sistema. Por desgracia muchos países no han podido romper los dogmas que permitieron el divorcio entre la economía real y la economía del dinero ficticio, así como el círculo vicioso de bajo crecimiento, alto desempleo y mayor concentración de la riqueza en manos de pocos”.

Dilma Roussef ha puesto las cosas bien claras. Enfatiza (14/09/13): “Hay que acabar con esa historia vieja de que Brasil puede ser un país rico con una población pobre. Este país solo será rico con un pueblo también rico. No basta que crezca el Producto Bruto, tiene que crecer también para el pueblo”.

Con modelos fuertemente inclusivos y una fuerte inversión en salud, educación y lo social, otros países latinoamericanos han creado clase media a pesar de la crisis mundial. Según los datos del Banco Mundial y la ONU los encabezan junto con Brasil: Argentina, donde en los últimos ocho años un 25% de la población emergió de la pobreza para integrarse a los estratos medios, y Uruguay, donde en las Presidencias de Vázquez y Mujica la pobreza se redujo del 39% al 13% de la población.

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Contrastando con los modelos ortodoxos, que aumentan las desigualdades, una directriz central de los modelos inclusivos predominantes en el sur es mejorar la equidad. Los aumentos del salario real; los programas inéditos de transferencia de recursos como “Bolsa Familia” en el Brasil (45 millones de beneficiarios) o “Asignación Universal” en la Argentina (protege a todos los niños pobres del país, 3.5 millones); y los esfuerzos por achicar desigualdades en salud, educación, agua potable y crédito, llevaron a que desde 2002 el coeficiente Gini de desigualdad se redujera en un 15% en la Argentina y en un 12% en Brasil. Las clases medias se ampliaron más que en ningún otro lugar del mundo según la ONU. En el centro del nuevo desarrollo se hallan vigorosas políticas públicas, con énfasis en lo social, y un Estado activo que pone límites a las culturas de “codicia desenfrenada”.

México tiene un exigente e impostergable desafío por delante con 53.3 millones de pobres, según el CONEVAL, y es estimulante que el problema de la pobreza esté por lo pronto en el centro de la agenda pública.

Los “agujeros éticos” que están arrastrando a la miseria a amplios sectores de la población en diversos lugares del mundo no son inexorables. Se requiere enfrentarlos y renovar el paradigma que los ha incentivado. Debe ser reemplazado por la visión de una economía con rostro humano presidida por la ética. Una alianza entre vigorosas políticas públicas a favor de la gente y una sociedad civil movilizada para impulsar la inclusión y la equidad pueden lograrlo.•

BKliksberg
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