Escrito por 12:00 am Especial, Salud

Competitividad y salud

por Pablo Escandón

La globalización es un fenómeno mundial que desde hace años está presente prácticamente en todos los aspectos de la vida, generando una interacción constante y permanente con un sinnúmero de interlocutores. Por ello, el tema de la competitividad cobra una importancia trascendental para el progreso del Estado, pues es una condición indispensable para lograr una interacción y cooperación internacional eficiente y próspera


Es importante destacar que la competitividad no sólo tiene repercusiones en el aspecto económico nacional, sino también en otros factores básicos como la salud, la política y la educación, siendo muchos los factores que inciden en la medición del grado de competitividad de un país, entre los que se encuentran la solidez y la estabilidad de sus instituciones.

Desde su creación en 2003, y conforme a sus objetivos de coadyuvar en la consecución de un sistema de salud más eficaz y eficiente, el Consejo Promotor de Competitividad y Salud, de la Fundación Mexicana para la Salud, ha buscado impulsar estrategias que pretenden ser innovadoras en rubros como el financiamiento de la salud.

Conscientes de que la participación del sector privado en las acciones gubernamentales impacta en la calidad de los servicios de salud prestados a la población en general, se ha trabajado arduamente en impulsar proyectos orientados a coadyuvar con la autoridad sanitaria en su tarea de proteger la salud de la población, considerando las repercusiones que tiene esta tarea sobre la competitividad del país.

Dentro de dichos proyectos podemos mencionar las propuestas generadas para establecer mecanismos más eficientes en la prestación de los servicios e impulsar la mayor participación del sector privado en el campo de la salud con la finalidad de incrementar la inversión en el sector, así como compartir la responsabilidad social en la salud poblacional y coadyuvar en el fortalecimiento de la prestación de los servicios bajo esquemas mixtos de participación público-privada que mejoren la infraestructura disponible, acciones que sin duda contribuyen en gran medida a fortalecer el proceso para tornar eficiente y de calidad el Sistema Nacional de Salud.

A nueve años de la más reciente reforma al Sistema de Salud en México, con la cual se han documentado notorios avances en la meta de alcanzar la cobertura universal en salud, hoy nos encontramos en un momento crucial de grandes desafíos, con importantes rezagos y necesidades no satisfechas ni atendidas en materia de salud.

Actualmente, el disfrute del derecho a la protección a la salud tiene su nivel de cobertura y de contenido más amplio y sustantivo en toda su historia. Este logro ha implicado la realización de un esfuerzo humano, material y financiero de grandes dimensiones.

El Sistema Nacional de Salud de nuestro país se ha venido transformando a lo largo de los años, partiendo de un esquema solidario de seguridad social y pasando por un sistema de salud mixto, hasta llegar a la reforma Constitucional realizada en 1983, con la cual por primera vez se considera como una garantía individual el derecho a la protección de la salud, donde no importa la condición laboral de la persona, sino el respeto a este derecho por el simple hecho de ser mexicano.

Esta gran reforma fue acompañada por la modificación a la Ley General de Salud en el año 2003 para crear el Sistema de Protección Social.

Dicha reforma significó un avance importantísimo, pues con ella comenzó a otorgarse aseguramiento médico para la población sin seguridad social, cubriendo a más de 52 millones de mexicanos que carecían del mismo.

La discusión hoy en día sin duda se encuentra entre la disyuntiva de continuar optando por un esquema de seguridad social o transitar hacia un sistema de protección social universal, y lo que necesariamente debe garantizar el sistema que en su caso se aplique es la protección a la salud de todo mexicano, sin importar su estatus laboral, considerando a la vez los desafíos que actualmente se presentan en nuestro país en materia de transición demográfica y epidemiológica.

Las estadísticas y los mecanismos de control institucional han demostrado que propuestas como el Seguro Popular han contribuido a hacer más eficiente el Sistema de Salud Mexicano, a través del incremento de la cobertura pública en salud, principalmente de la población más pobre ubicada en comunidades rurales; la reducción de la muerte materna e infantil; el incremento en infraestructura, recursos humanos y acceso a medicamentos; así como la reducción de los gastos catastróficos realizados por la población para la atención de su salud.

No obstante, las ofertas y demandas de los servicios médicos son diferentes en el sector público y el privado. A pesar del surgimiento de las instituciones públicas de salud, la población mexicana continúa usando los servicios privados sin importar su pertenencia a la seguridad social, debido principalmente a la falta de calidad, disponibilidad y eficiencia que sigue imperando en la mayoría de los servicios de salud públicos.

Por ello, a fin de cubrir la demanda de servicios de salud en México, la participación del sector privado para lograr esta meta es de vital importancia.

El sector empresarial debe contribuir con el Gobierno Federal a fin de lograr que México sea un país más competitivo, no sólo en el aspecto económico, sino también en el campo de la salud, a fin de contar con un sistema que contemple una cobertura universal en salud, con un adecuado nivel de calidad y equidad, y con un uso eficiente de los recursos.

Mientras ello no se cristalice, no se cumplirá a cabalidad la obligación del Estado de garantizar el derecho a la protección de la salud en la forma que lo dispone nuestra Carta Magna en su Artículo 1°, el cual señala que en los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte.•

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