Escrito por 3:00 am Economía, En Portada, Enrique Provencio, Política • Un Comentario

Del autoengaño al voluntarismo

Tal como se adelantó aquí en México Social el pasado 28 de enero, estábamos a un paso de escuchar que la desaceleración económica no es relevante, porque lo que importa es el bienestar https://www.mexicosocial.org/el-ciclo-del-autoengano/  . Pues bien, ahora ya tenemos la declaración presidencial sosteniendo que no hay problema, porque en 2021 el crecimiento llegó a cinco por ciento, ahora México es menos desigual y los próximos años habrá una expansión que duplicará a la que estiman todos los pronósticos.

Escribe: Enrique Provencio D.

Si hasta hace apenas unos días las autoridades se encontraban en la fase de la negación y el autoengaño, pues no decían esta boca es mía en relación a la situación, ahora ya entraron de lleno al momento del voluntarismo. Podría decirse que importa poco lo que se diga en las conferencias de prensa que diariamente encabeza el titular del Ejecutivo, que no se trata más que de frases sueltas que brotan frente a cualquier pregunta a modo, o que los mensajes relevantes se generan en otros foros. Pero no es así: los dichos presidenciales importan y marcan tanto la línea como el tono con el que se enfrentan o se eluden los grandes problemas nacionales.

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En este caso, y luego de que el INEGI diera conocer que el segundo semestre de 2021 la economía mexicana decreció levemente,   interrumpiendo la recuperación https://bit.ly/3gry0Tq , y que el Banco de México ajustara de nuevo a la baja los pronósticos para los próximos años https://bit.ly/3upvLIM , el Presidente subestimó el problema de la desaceleración, lo achacó erróneamente a la ola del Covid-19 causada por la variante Ómicron, expresó satisfacción porque “vamos saliendo de la crisis”, sostuvo que en este trienio la expansión será de cinco por ciento anual, y se amparó en una supuesta información propia que le permite confrontar a especialistas y expertos https://bit.ly/348S2Qs

Empezando por lo más evidente, el momento crítico que vive la economía nacional no se originó por la nueva ola de la pandemia. Desde el tercer trimestre de 2021 había claros síntomas de que la recuperación estaba en dificultades, y tan es así que ya para agosto las estimaciones que recaba el Banco de México en su encuesta de expectativas iniciaron un camino a la baja. Otras fuentes ya desde antes ponían en duda que se alcanzara una expansión como la que esperaba la Secretaría de Hacienda, y los índices oportunos de INEGI reflejaban desde mediados de año la pérdida de impulso económico.

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Ante la débil expansión o ante el estancamiento, lo que suele decirse es que lo importante es el bienestar de la sociedad, no “ese enfoque tecnocrático” del crecimiento. Es un hecho, lo que más importa es el bienestar, eso no está en duda. La economía es un medio, cierto, pero es un medio necesario, no accesorio. Pero resulta que también la población estaba registrando las dificultades desde hace bastantes meses, estaba percibiendo que las cosas ya no venían bien. Un ejemplo, que se puede ver en la encuesta de INEGI sobre confianza del consumidor: a partir de julio de 2021 empezó a advertirse que la situación del hogar no estaría mejor en los siguientes doce meses, y desde junio se identificaba que empezaba a reducirse el optimismo sobre  las condiciones económicas a escala nacional https://bit.ly/3AU5x2l .

Por su parte, la percepción sobre el llamado clima de los negocios cambió de dirección, claramente, a partir de junio del año pasado. Desde mayo de 2020 y hasta mediados de 2021, estuvo avanzando la expectativa de que el entorno económico mejoraría, y al iniciar el segundo semestre empezó a aumentar la proporción de quienes pensaban que empeoraban las condiciones para la realización de actividades productivas pen los siguientes meses. Junto con ello, se fue alejando la idea de que el país estaba en un buen momento para invertir https://bit.ly/3upvLIM

¿En qué basó el Presidente su estimación de que la economía mexicana crecerá en cinco por ciento anual de 2022 a 2024? En nada concreto, solo en el voluntarismo. No se conoce información que permita sustentar eso, y la propia estadística oficial, sobre todo la de inversiones, apunta a que el crecimiento promedio del trienio podría rondar el 2.5 por ciento anual. Si de lo que se trata es de mejorar las expectativas para que fluya más inversión y con ello se logren mejores condiciones económicas, entonces habría que tomarse en serio el análisis de la situación y comunicarla con apego a los hechos, no trivializarlos o eludirlos.

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Sobre todo, es necesario asumir que hace falta una estrategia para reactivar la recuperación, convocar al debate sobre las acciones específicas que faciliten una mayor expansión de la economía, de la inversión y del consumo. Las exportaciones van mejor gracias a la situación de Estados Unidos, pero en lo interno la recuperación está frenada. Ya no estamos saliendo de la crisis, en pocas palabras, por lo menos no en estos meses de estancamiento.

En el discurso gubernamental no hay una sola mención a la necesidad de repensar la política económica y social, de poner en marcha medidas de activación. En esto sí hay consistencia plena, pues desde que arreció la crisis, al inicio de la pandemia, se reafirmó que la estrategia era no cambiar de política. Es lo que estamos escuchando de nuevo, aún frente a tantas evidencias de que estamos en dificultades nuevamente. Ahora lo único que se ha fortalecido es el voluntarismo.

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