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Guanajuato: la peor mortandad violenta de la historia

Mortandad violenta en Guanajuato

Al inicio de la llamada “Guerra de Calderón”, el estado de Chihuahua se convirtió en una auténtica sucursal del infierno. En la administración encabezada por el gobernador Reyes Baeza, que va del 2004 al 2010, se contabilizaron 14,451 víctimas de homicidio doloso, con el año 2010 como el más espantoso que ha vivido cualquier entidad federativa, desde prácticamente la segunda mitad del siglo XX, pues en ese año se registraron 6,421 víctimas.

Escrito por:  Saúl Arellano

En la siguiente administración, encabezada por Javier Duarte Jáquez, extraditado a los EEUU en el año 2022, la cifra fue de 14,492 víctimas de homicidio intencional; prácticamente el mismo nivel de violencia homicida que la registrada en la administración previa, aunque en ese caso, con una tendencia descendente a lo largo del sexenio.

El ejemplo de Chihuahua es relevante porque se llegó a creer que no habría un estado que llegara a esos niveles de muerte y desolación. Sin embargo, la realidad siempre es subversiva y se empeña en darnos lecciones sobre lo que ocurre cuando la ciudadanía decide entregarle el gobierno a una runfla de incompetentes, como es el caso del estado de Guanajuato.

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En este caso, el gobierno de Miguel Márquez Márquez, responsable de haber encumbrado al actual gobernador Diego S. Rodríguez Vallejo, pero también a su aparato de seguridad, el cual se encuentra en manos del Fiscal General del Estado y del Secretario de Seguridad Pública, se caracterizó por haber prohijado una realidad macabra con niveles de homicidio auténticamente terroríficos.

Si se toman años completos, de 2012 a 2018, la cifra de víctimas de homicidio registradas predominantemente en la administración de Márquez Márquez fue de 9,048; un dato aun relativamente lejano de los más de 14 mil registrados en Chihuahua, pero que ya indicaban la magnitud del incendio que había en aquella entidad, y que también fueron el preludio de la realidad infernal que hoy se vive en tierras guanajuatenses.

Así, tomando los cuatro años que van de 2019 al 2022, los datos del INEGI indican que en ese estado se han registrado 17,192 víctimas de homicidio. Es decir, la incompetencia del gobernador Rodríguez Vallejo ha llevado a que en cuatro años se tenga un mayor número de asesinatos que en los peores sexenios que se vivieron en Chihuahua en esta materia. 

El promedio diario que se obtiene para los cuatro años señalados es pavoroso: 11.7 víctimas diarias de homicidio intencional. Y esto sin contar que, de acuerdo con los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en los primeros ocho meses del 2023 Guanajuato lidera nuevamente la cifra absoluta de víctimas de homicidio doloso.

Los datos disponibles permiten proyectar que en este 2023 habrá al menos 3 mil nuevas víctimas de asesinato. Esto llevará fácilmente la cifra de muertes por lesión intencional a más de 20 mil, una magnitud nunca antes vista en todo el país para un estado de esta dimensión. Y aunque las autoridades locales se quieren lavar la cara diciendo que en términos de “tasas” no son los peores del país, lo cierto es que el mismo hecho de plantearlo de ese modo los pinta de cuerpo entero, en el nivel de cinismo y de irresponsabilidad con que se comportan y ejercen el gobierno.

Es cierto también que todo esto es resultado del clima generalizado de violencia que hay en el país; y que se suma a la incompetencia del gobierno de la República, el cual fue incapaz de construir una estrategia efectiva que le ha llevado, en el mismo sentido, a ser la administración más sangrienta en la historia moderna de nuestro país.  

Una de las paradojas que enfrentan las democracias contemporáneas se encuentra precisamente en que el voto popular no necesariamente elige apropiadamente a sus gobernantes; y en el peor de los mundos, como es el caso de nuestro país, a ello se suma un sistema de partidos políticos corruptos, llenos de mediocridad e incompetencia, y que han monopolizado todas las vías y mecanismos de acceso al poder, dejando como “mejor opción”, únicamente la posibilidad de elegir “a la o el candidato menos peor”.

¿Qué habrá de ofrecer en ese estado Claudia Sheinbaum en ese estado, si el país entero se encuentra igualmente hecho un infierno, lo cual es responsabilidad del gobierno emanado del partido que ella representa? ¿Con qué autoridad moral, Xóchitl Gálvez puede pedir el voto en aquella entidad, después de haber ido a “lavarle la cara” tanto al fiscal como al gobernador? La cuestión es mayor, en términos de estrategia, pues Guanajuato tiene el sexto padrón más numeroso del país, y ha sido un “bastión panista” que ha aportado más de un millón de votos a ese partido en las últimas tres elecciones presidenciales.

¿Cuántos muertos más hacen falta? ¿cuántas personas desaparecidas y víctimas de desaparición forzada más se requieren para que los políticos actúen con responsabilidad?

Lo que hoy tenemos son gobernantes indolentes. Por eso yerran quienes les preguntan, por ejemplo, cómo pueden dormir ante esta calamidad. Pueden hacerlo porque están ahí debido a la vulgar ambición; porque les fascina ejercer tanto el poder político como el económico. Porque les mueve el afán de lucro y las más frívolas de las intenciones.

Guanajuato acumula crisis sobre crisis: sequía, pobreza, desigualdades profundas, migración, desaparición forzada, trata de personas, violencia atroz, extorciones por todos lados. Y frente a ello, lo mismo y los mismos de siempre.

Investigador del PUED-UNAM

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