La Diosa Fortuna toca con su gracia a sólo un puñado de hombres y mujeres, les concede el don de la trascendencia. Fortuna y talento, ambos necesarios. Este fue el caso de Octavio Paz, y esta semana se conmemoran 108 años de su nacimiento, alma errante, en búsqueda de respuestas a las interrogantes que se planteaba, prodigioso de la pluma, erudito, que entabló pláticas con los intelectuales, artistas y políticos de su época.

Escrito por:   Andrea Samaniego Sánchez

Sus amplias disertaciones sobre lo mexicano, sobre nuestros orígenes, nuestro presente y devenir, tal vez su faceta más conocida entre el público no especializado, sobre todo con “El Laberinto de la Soledad”, se han hecho sendos estudios y regado tinta y papel para analizar lo que plantea. Su obra política, cuestionando al por igual regímenes de derecha e izquierda, abusos en ambos, también fue de los referentes efectuados dentro de un mundo bipolar.

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Su trabajo poético, sus expresiones sobre el amor y el erotismo, sin duda invitan a una reflexión histórica de ambos procesos, y permiten comprender esa parte tan desatendida pero tan humana: la flama, la pasión.

Sin lugar a duda, nunca terminaría de reflexionar sobre los tópicos, los estilos y las preocupaciones de Paz, nunca es justa una semblanza de este estilo, en donde el que la redacta, posiciona sus gustos e intereses, los pondera, y menos frente a la vastedad de obra. Pero, aún frente a esos sesgos tan claros, tan contundentes, no se puede sino apreciar su trabajo en tan amplia gama de temas.

No siempre la Diosa Fortuna toca a los humanos, no siempre los convierte en seres excepcionales con el don, no todas las generaciones pueden decir que tuvieron entre sus miembros a uno de ellos, pero México sí puede, puede considerarse enaltecido, porque aquí sí ocurrió tal suceso ¿volverá a pasar? ¿volverá a favorecernos?

Y así, en lo que esperamos, esperamos por una nueva persona con capacidades expresivas de ese nivel, esperamos y tal vez no ocurra en nuestra generación, tal vez no vuelva a ocurrir, tal vez la Diosa no se vuelva a posicionar. Mientras eso ocurre, sólo nos resta agradecer, ¡gracias!, tal como Paz expresó cuando pronunció en su conferencia por recibir el Nóbel, la palabra gracias tiene una traducción universal, es una palabra que expresa la bondad del alma. Gracias Fortuna por permitirnos conocer y reconocernos a través de los escritos de tan notable mexicano.

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