Entre la vorágine de acontecimientos que se suscitan en el día a día existen muchas situaciones pasan desapercibidas, tal vez la lejanía sea un factor, tal vez la poca relevancia que se le da a lo que se dice, tal vez incluso que no nos sorprende o ha dejado de hacerlo y por eso, no es materia de noticia y de escándalo.
Escrito por: Andrea Samaniego Sánchez
En abril del 2021 el presidente de Estados Unidos declaró que su país había cumplido su misión en Afganistán al librar la amenaza terrorista, ordenó que las fuerzas armadas norteamericanas se retirarían de ahí para el 31 de agosto considerando, entre otras cosas, que los 300 mil soldados afganos entrenados y equipados podrían hacer frente a los riesgos y amenazas que cualquier Estado enfrenta.
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Sin embargo, las precisiones y análisis fueron todo menos correctos, mientras el ejército norteamericano se retiraba, el gobierno encabezado Ashraf Ghani perdió ante la ofensiva talibana, y en menos de tres meses ellos ocupaban Kabul, la capital y se sentaban en el palacio presidencial, mientras que el entonces mandatario huía del país.
En las noticias sólo se veía caos, desesperación y mucha incertidumbre sobre el futuro. Desde ese momento muchos internacionalistas expresaron su preocupación sobre los talibanes y su forma de gobernar, sobre todo por sus posturas hacia los derechos de las mujeres.
En agosto de 2021 declararon, ante la preocupación internacional, que ellos gobernarían de acuerdo con lo establecido en la Sharia, su portavoz, Zabihullah Mujahid declaró que habría respeto a los derechos de las mujeres, siempre en el marco de la ley islámica.
Así, como parte de los cambios implementados, tenemos que en materia educativa las escuelas mixtas debían tener clases segregadas por sexo. Más adelante, se prohibió la apertura de las escuelas que fueran únicamente para mujeres de más de 12 años, bajo el argumento de que estaban elaborando un plan que fuera acorde con la ley islámica y la cultura afgana. Así, poco a poco se fue estrechando el campo de acción de su formación.
Pero, no sólo en ese campo se han implementado restricciones. Esta semana, el gobierno talibán decretó que las mujeres tendrían que cubrir nuevamente su cara con un velo islámico, la recomendación de las autoridades es que preferiblemente utilizaran la burka, el velo que cubre todo el cuerpo y sólo deja una apertura a la altura de los ojos, esto para evitar provocar a los hombres.
Es decir, de nueva cuenta, poco a poco como gotero, vemos el regreso de un gobierno que atenta a todas luces contra los derechos de las mujeres. Es un atentado contra niñas y mujeres, contra sus expectativas de vida y realización, contra sus libertades, contra su ser.
Y por ello no debemos olvidarlo entre la vorágine de acontecimientos.
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Frase clave: El velo y la libertad.
