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La Cumbre trilateral: los hechos duros y crudos

La cumbre trilateral del TMEC del 18 de noviembre de 2021 nos ubicó de nuevo frente a nuestros grandes temas estratégicos. Las reacciones inmediatas pueden estar muy influidas o determinadas por las filias y las fobias políticas inmediatas, pero más acá o más allá de las animadversiones, las relaciones con Estados Unidos y Canadá serán determinantes para nuestro futuro, y así habrá que seguirlas asumiendo.

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Todas las grandes áreas de la relación trilateral, sobre todo entre México y Estados Unidos, tienen hoy aristas críticas y decisiones apremiantes, de las económicas a las migratorias, pasando por las ambientales y de seguridad, de derechos humanos y las políticas. En todos estos campos, y en otros más, los acuerdos y las definiciones comunes son determinantes, sin la ilusión de que podremos tener unas para la política interna, y otras para dar la cara en el exterior.

La relevanca de la cumbre

Da pena que buena parte de las reacciones ante las posturas mexicanas en esta cumbre hayan estado dominadas por opiniones sobre lo bien o lo mal que habló el presidente López Obrador, o sobre las simpatías y “la química” entre mandatarios, como si las relaciones trilaterales se redujeran a los criterios de popularidad presidencial, como si las relaciones internacionales fueran solo otro baremo más de la imagen del titular del Ejecutivo.

La cumbre fue relevante no solo por reanudar las reuniones interrumpidas, sino también porque se realizó bajo la impronta de la pandemia y de sus consecuencias económicas y sobre la globalización. Los desajustes en el comercio internacional están reorientando inversiones hacia los espacios comunes y cercanos de las grandes regiones, y en esta dirección el TMEC tiene ya puestas las condiciones para facilitar las decisiones de localización de proyectos, sobre todo en México.

Para que esto ocurra, las políticas mexicanas tendrán que ser consecuentes con el aprovechamiento de las nuevas oportunidades económicas, abandonando decisiones erráticas que ni siquiera son positivas para estimular las inversiones nacionales. No hay lugar para auto engaños: si queremos atraer nuevos flujos de inversión acoplados a las cadenas productivas de América del Norte, requerimos estrategias con visión de largo plazo, estables, así en cuestiones energéticas, laborales, ambientales, de seguridad y otras, con una orientación equilibrada entre el desarrollo nacional y la articulación norteamericana.

La cumbre frente a un crecimiento de 250% del comercio

Hasta ahora el saldo agregado de la relación entre los tres países en los últimos 27 años ha sido discutible para México, a pesar que el comercio conjunto haya crecido en más de 250 por ciento. La transformación estructural es indudable en diversos sentidos, pero la realidad es que no estamos en una ruta de convergencia con Estados Unidos y Canadá.

La gráfica siguiente lo resume: en 1994 el producto por persona de México equivalía al 38 por ciento del estadounidense y al 46 por ciento del canadiense. Se estima que en 2021 la proporción habrá caído a 30 y 39 por ciento, respectivamente, y la tendencia sigue siendo mala, pues en esta crisis nos ha ido relativamente peor que a los otros dos países. Si se habla de prosperidad compartida, habrá que levantar pronto las curvas dibujadas en esta gráfica, así de simple.

Nota: la relación está calculada a partir de dólares internacionales, a paridad de poder adquisitivo. Fuente: elaboración con datos de FMI, DATAMAPPER, de Octubre de 2021.

La Declaración conjunta de la cumbre,   https://bit.ly/3qVbrwT con todo y su cuidadoso lenguaje, tiene implicaciones relevantes para la estrategia mexicana, y supone corregir políticas internas que van en una dirección distinta a la proclamada. Si México admite que debe subir su ambición climática, proteger los derechos humanos, fortalecer la democracia, arraigar a los migrantes y aumentar la resiliencia ante los riesgos sanitarios, habrá que actuar en consecuencia… o admitir los próximos años que la Declaración era retórica e irrelevante.

los hechos duros frente a la cumbre

No esperemos proteger la economía si seguimos dando la espalda al compromiso climático. Los próximos años se acelerará la electrificación de la movilidad, es un hecho, y ello afectará las exportaciones automotrices, a no ser que se pacte una rápida reconversión de las cadenas de producción y suministro de esta rama, que representa la mayor proporción de las ventas a Estados Unidos. Lo mismo ocurre en todas las demás actividades económicas: las decisiones productivas están cruzadas por compromisos globales ineludibles, lo mismo para las reformas energéticas que laborales.

Los hechos duros y crudos acompañaron a la Cumbre. El mismo día que se encontraron los tres gobernantes, una nueva y espeluznante escena aterrorizó a un pueblo de Zacatecas, con nueve cuerpos colgados en un puente. También ese mismo día, la Guardia de Texas realizó un simulacro para enfrentar caravanas de migrantes.

La cumbre, ¿Y los más de 700 mil mexicanos detenidos en 2021?

Mientras tanto, los datos de la agencia de Aduanas y Protección Fronteriza estadounidense, actualizaba las cifras que permiten estimar en más de 700,000 los mexicanos detenidos en 2021 al intentar el cruce a ese país, lo que ha llevado a Tonatiuh Guillén a decir que la verdadera caravana migrante ahora es, nuevamente mexicana, no centroamericana https://bit.ly/3nzpoPi  Varias cámaras empresariales y legisladores advirtieron en Estados Unidos, el día de la Cumbre o previamente, de los riesgos de varias decisiones mexicanas para los flujos de inversión, y el Presidente Biden insistió en otorgar facultades de persecución criminal fuera de su país. Y así con una larga lista de hechos que configuraron la verdadera escenografía de la Cumbre.

Con todo, es valioso que el Gobierno Mexicano siga asumiendo y ratifique que no se puede imaginar nuestro futuro sin el espacio común de América del Norte, sin el TMEC y sin la cooperación trilateral, y que nuestras decisiones estratégicas, incluyendo las de la democracia y los derechos humanos, y todas las mencionadas en la Declaración, deben ir en esa dirección. Veremos si esto se expresa en decisiones estratégicas mejor pensadas, con la visión de futuro que supone el desarrollo para las próximas décadas.

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