Una ciudad, en términos generales, es un concepto bastante sólido; podemos dar por sentado que toda urbe tiene edificios, hogares, un sistema de trasporte, calles que giran en todas direcciones y gente que transitan en ellas. Sin embargo, no podemos dar por sentadas las experiencias vividas por sus habitantes. Cada edificio, cada casa, es un mundo, cada persona dentro de ellos es un universo completo, y Elsa Herrera se lanza a explorarlos para compartir con nosotros sus descubrimientos.
Escribe: Quetzalli Téllez síguela en @editorialvochoamamarillo
Leer La ciudad todavía existe es como asomarse a 26 recovecos de una urbe para enterarnos de las intimidades que usualmente permanecen detrás de las cortinas. No obstante, la mirada de la autora no está cargada del morbo desvergonzado sino de un interés profundamente humano en la historia de los protagonistas, su psique y su alma. Así, somos testigos del hombre que fantasea con los pies de su vecina, la mujer que, aburrida, se toma fotos sugestivas en el baño de su trabajo, o la otra que opta por seducir a un hombre en el transporte público para escapar una tarde de la rutina; todos personajes que bien podrían ser nuestro vecino, compañera de trabajo o amiga.
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En otras de sus narraciones, Elsa Herrera va más allá de los dramas cotidianos para explorar la profundidad de las motivaciones humanas. Con sutileza, nos sumerge en la angustia de una madre adolescente que no sabe cómo calmar el llanto de su hija, en la determinación de una niña que busca la muerte y la pusilánime iniciativa del anciano que se convertirá en su verdugo, o el desesperado desdoblamiento de consciencia de una joven a punto de ser violada por un soldado. Estos otros cuentos muestran algunas de las llagas abiertas de la humanidad, historias dignas de la nota roja, pero contadas con la empatía de quien ve en el otro simplemente un ser humano.
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Este libro es un constante torrente de emociones, tanto por los temas que aborda como por los diferentes tonos narrativos que encontramos en él. Si bien el drama humano es el género predominante, también contiene salpicaduras de humor, terror, erotismo y ciencia ficción, y las páginas están pobladas por la fantástica psique de sus personajes. Una mujer se refugia en un idioma inventado por ella misma, otros vuelan en dinosaurios psicotrópicos para alejarse de una realidad sórdida, y los menos afortunados sobreviven a pesar del ruido (humano y extrahumano) que logra retorcerles los nervios de la médula espinal, o combaten la certeza de estar encerrados en la mente de una hormiga.
Por todo esto, La ciudad todavía existe es una colección de cuentos capaz de sorprender y conmover sin importar cuántas veces se relea. Dependiendo del humor con que uno se aproxime al libro, durante una lectura puede llamar la atención la crudeza de las historias, en otra resaltarán los detalles finos con que se entretejen las narraciones, y otro día quizá le baste al lector dejarse llevar de una locación a otra para ser testigo de las vidas aquí presentadas.
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Una urbe existe gracias a y a pesar de todos los universos que contiene. Las personas construyen los espacios y mantienen la vida fluyendo a través de ellos. Historias como las que nos narra Elsa Herrera podrían suceder en cualquier ciudad de este planeta, pero a veces me pregunto cómo pueden ocurrir tantas cosas sin que el concreto de las paredes tiemble y se desmorone a consecuencia de tanta humanidad que se desborda por las calles. La ciudad se limita a contener, impasible, la infinidad de experiencias que la habitan, y permanece con el único fin de seguir siendo colmada de historias.
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