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Terrenos de inversión en Yucatán: ¿un futuro incierto o prometedor?

Los terrenos en Yucatán se han posicionado en la última década como uno de los lugares más seguros para invertir y vivir en la República Mexicana. Por cuestiones socioeconómicas, la migración de connacionales del norte y centro del país ha sido una constante y como consecuencia, se ha manifestado en la gran oferta inmobiliaria que se tiene hoy en día.

Por: Dra. en Arq. Yolanda Fernández Martínez[1] @yoly_fernandezm

Desde urbanizaciones cerradas, Town Houses, hasta complejos de usos mixtos que incluyen amenidades, servicios comerciales y torres corporativas y habitacionales. Todas estas nuevas formas de “habitar” en Yucatán se promueven desde el tipo de propiedad en régimen de condominio, la cual tiene dos condiciones fundamentales: la primera es que, por su tipo de naturaleza jurídica, no obliga a los desarrolladores a donar un porcentaje de la tierra para los usos públicos como parques y equipamientos; y la segunda tiene que ver con la integración de tales propuestas inmobiliarias a la estructura urbana existente.

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En ambos casos, hay que destacar que la visión a futuro del territorio no se está contemplando, toda vez que la Ley sobre el Régimen de Propiedad en Condominio del Estado de Yucatán (2014) carece de vinculación con los planes de ordenamiento municipales y se limita, por tanto, a precisar las cuestiones que tienen que ver con la conformación, modificación, administración o extinción de una propiedad en condominio.

El problema no es menor, de hecho, la figura de “Terrenos de inversión en Yucatán” como una gran oportunidad para ganar plusvalías a largo plazo, se ha convertido en otra de las maneras en que la tierra se comercialice sin tener el respaldo de la planificación territorial y mucho menos del compromiso de los municipios de que todo eso que se “promete” comercialmente, de verdad va a existir.

En este sentido, se están ofertando grandes cantidades terrenos en Yucatán, salpicadas en torno a los actuales proyectos inmobiliarios, en donde se ofrece el potencial de la tierra en medio de la nada, sin servicios ni calles planificadas, y en el entendido de que mientras se vayan consolidando los otros desarrollos existentes o en proceso, aquella tierra prometida irá ganando valor.

Es así como la propiedad en régimen en condominio se va posicionando, entre proyectos autorizados y ofertas prometedoras de terrenos de inversión que pueden ir desde una hasta cientos de hectáreas. Por tanto, el gran desafío para la planeación territorial radica en la incertidumbre del mercado inmobiliario, toda vez que este tipo de propuestas se convierten en “terrenos de engorda”, que en muchos de los casos tienen que esperar que los desarrollos próximos se vayan consolidando y como consecuencia, el municipio vaya progresivamente extendiendo sus servicios e infraestructuras, a medida que los nuevos usuarios vayan demandando tal tipo de atención.

De igual manera, queda pendiente el hecho de que, bajo este esquema de modelo de expansión urbana y territorial, el municipio está perdiendo su poder para decidir sobre dos temas fundamentales para el desarrollo competitivo de su territorio: la localización estratégica de sus equipamientos y áreas verdes, así como la planificación de las infraestructuras para la movilidad y el transporte público.

Es decir, este modelo actual de consumo de suelo a partir de la propiedad en régimen de condominio y los terrenos de inversión, pueden ser una promesa de plusvalía, pero hay que destacar que en términos de eficiencia urbanística, representan un gran desafío, porque la lógica planificadora nos precisa que la autoridad debería primero establecer las prioridades de la colectividad a través de la localización estratégica de las áreas calculadas para el largo plazo, en donde se habrán de requerir de escuelas, hospitales, centros deportivos, mercados y demás equipamientos del orden público, así como el diseño y planificación de las vialidades que cumplan con los lineamientos de la accesibilidad universal como un derecho humano. Para que, a partir de ello, se establezcan las bases para ofertar suelo en sus diferentes modalidades, en donde también es importante destacar sobre los riesgos de que se carezca de la mixtura de usos de suelo.

En virtud de lo anterior, las nuevas formas de invertir en Yucatán pueden ser atractivas a nivel nacional e internacional, pero habrá que visualizar escenarios futuros sobre dos cuestiones prioritarias que han sido expuestas en la presente reflexión: el papel del Estado para garantizar la dotación estratégica de los equipamientos y áreas verdes, así como de las infraestructuras para la movilidad y el transporte público. Ya que hay que destacar que precisamente lo que le va dando valor al suelo a lo largo del tiempo, es la construcción colectiva entre propietarios, inversionistas y autoridades, de los espacios e infraestructuras públicas que nos sirven a todos por igual y como consecuencia, contribuyen a la calidad de vida y a la eficiencia urbanística.

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Directora de Habitar y más[2]

[1] https://www.linkedin.com/in/dra-en-arq-yolanda-fern%C3%A1ndez-40693732/

[2] https://www.facebook.com/habitarymas

Frase clave: Terrenos de inversión en Yucatán

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