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La vejez en el arte de la pintura

El arte siempre ha sido un reflejo de la realidad, según el periodo en el que se crea. ¿Nos interesaría ir a una exposición en la cual el tema sea la vejez?, ¿Qué idea tenemos de la vejez? El envejecimiento, como fenómeno, forma parte natural de la vida y por supuesto, ha sido también tema de inspiración para los artistas. Después de todo, la vejez es una etapa de la vida, aunque desde luego cada vez más tenemos la esperanza de vivir más años. Es por eso que hoy reflexionaremos este tema desde la pintura.

Escrito por:   Mónica Muñoz

El culto a la juventud, perfección y lozanía ha estado presente desde la antigüedad y es herencia de los griegos con la escultura de mujeres ideales, hombres altos, musculosos y atléticos. De ellos tomamos el canon de belleza que es lo que representa todo aquello que una comunidad considera “agradable estéticamente”, y que varía en función de la época y el lugar; el canon de belleza se refiere a la idea del “cuerpo perfecto”, al que se le atribuyen una serie de características.

Conforme fue avanzando el tiempo, hubo resistencia a representar un cuerpo mayor como digno y bello precisamente por la herencia griega. Después la tradición judeocristiana buscó la representación de viejos venerables, idealizados pues darle forma a la idea de Dios, los profetas, los patriarcas y los santos.

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El arte bizantino es una expresión artística que se configuró a partir del siglo IV al siglo XV, fuertemente enraizada en el mundo helenístico y oriental, como continuación del arte paleocristiano (este estilo se mantiene vivo actualmente como vehículo de expresión de la Iglesia ortodoxa), allí en ese periodo es cuando aparecen las representaciones de personajes sagrados, y la gran pregunta era si jóvenes o viejos.

Posteriormente, en la Edad Media los artistas a veces se incluían discretamente en la composición del cuadro, generalmente apareciendo como un personaje más de la escena, detrás de los protagonistas. Fue hasta finales del Renacimiento que encontramos muchos retratos, con gran fuerza que coincide con las inquietudes humanistas de esa época, y es cuando el artista se autorrepresenta. Alberto Durero, fue uno de los primeros pintores que se autorrepresentó como protagonista absoluto de sus cuadros en 1497; se pintó joven, no tan joven, en edad madura, como si hiciera una serie de selfies. Al igual, Sofonisba Anguissola la gran pintora retratista del Renacimiento, no dudó en retratarse en varias ocasiones a lo largo de su vida, y el pintor Antoon van Dyck la retrató a ella anciana con 90 años, casi ciega pero feliz y lúcida.

En el siglo XVII, con el arte barroco, hay muchas representaciones de hombres y mujeres mayores de extracción humilde. Rembrandt, el gran artista pintor y grabador neerlandés, se pintó a sí mismo en más de 50 obras a lo largo de su vida, le servían para interrogarse, analizarse y dejó toda una auténtica “biografía pintada”. En su último autorretrato realizado en 1669 que se localiza en la National Gallery de Londres se muestra con 63 años vistiendo sin artificios ni disfraces mostrándose sencillo con un gabán de andar en casa de color rojo oscuro y una boina. Así de esta manera, lo que él allí resalta es la vida privada, la soledad, el retiro; su ropaje no está detallado. Esto, unido a la oscuridad del fondo, hace que toda la atención se concentre en el rostro, iluminado por un foco de luz, con un estado de ánimo pensativo, y reflexivo observa al espectador con una mirada penetrante, directa y sincera.

En el siglo XIX, Pierre-Auguste Renoir, fue un gran artista francés impresionista, “el pintor de la alegría”, que en sus obras plasmó paisajes, bodegones, niños, retratos de escenas cotidianas, desnudos femeninos y empleó tonalidades muy vivas, suaves y alegres. Él también se autorretrató joven y viejo. Mostrando en este último su vejez con una mayor nitidez, con gran porte, y la fuerza de sus ojos brillantes que hacen contacto con el espectador.

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Claude Monet el mayor exponente del impresionismo, al igual que Renoir, también se autorretrató. Monet nos muestra su rostro a la edad de 77 años, pero da la impresión de ser casi un boceto realizado, sin prestarle demasiada atención, entre un cuadro de nenúfares y otro. Es una pintura de medianas dimensiones en la cual el rostro, apenas esbozado, denota una gran fuerza expresiva. La técnica utilizada está en sintonía con la manera veloz y emotiva con la que trabaja en los Nenúfares de esos mismos años.

En el siglo XX, las imágenes de hombres y mujeres mayores están muy asociadas al aislamiento, la decrepitud y la tristeza.

Muchos han sido los pintores que se han retratado a sí mismos en el transcurso de la historia, ya fuera por legar una imagen de sí mismos a la posteridad o bien por dejar constancia de sus estados de ánimo o el paso del tiempo.

La cuestión es que en el autorretrato subyace siempre un componente psicológico, pues los autorretratos poseen una belleza que no es la de la hermosura, sino la de la perspectiva psicológica del retratado. Vienen siendo una presentación de la personalidad y de la vanidad del individuo, incluso simbolizan un deseo narcisista de trascender en el tiempo para lograr la inmortalidad.

Sin embargo, también hay otras razones que explican el deseo del artista por autorretratarse, que vienen siendo el deseo de conocerse a sí mismo y de mostrarse al público en sus distintas facetas y con infinidad de matices. Es una acción reflexiva en la que el espejo juega un papel importante, como instrumento necesario en el proceso de elaboración del cuadro, y en correlación con la propia obra de arte y con la idea del rostro como espejo del alma.

Reflexiones finales

A pesar de esa implacabilidad del tiempo, pocas veces la sociedad está preparada para asistir a ese momento en el que hay un cruce de caminos entre el ayer, el hoy y el mañana. Quizá la inspiración de la vejez, de la soledad, de la muerte, del cambio los hizo autorrepresentarse o pintar en alguno de sus cuadros ancianos en escenas cotidianas.

Una pregunta interesante sería: ¿Cómo reaccionas ante la transformación del cuerpo por la edad? ¿Qué posición asumimos ante el cuerpo transformado por la edad? ¿Qué sensaciones nos genera? ¿Qué pensamos sobre la vejez?

Hay que darnos cuenta que los estereotipos sobre la vejez y a veces asociada a esta como fealdad nos pone en una posición difícil a medida que envejecemos. Culturalmente la belleza incluye como elemento imprescindible la juventud, pero entonces ¿qué pasa cuando nos hacemos mayores?

Y en nuestro país ¿cómo se vive la vejez? Hace falta garantizar una vejez segura para todas las personas que alcancen 65 años, eso es una tarea de fundamental. La seguridad en esa etapa de la vida exige saber con certeza que se dispone de los medios necesarios para mantener un techo, y tener alimentos, así como contar con servicios de salud que atiendan oportunamente los padecimientos crónico-degenerativos que la edad trae consigo. ¿No crees?.

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