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Tiempos Miméticos I y II

Hace unos meses la UNAM publicó Tiempos Miméticos, una obra coordinada por el Dr. Jorge Márquez Muñoz, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y el máximo referente mexicano en materia de Teoría Mimética (la teoría de René Girard que ha inspirado lo mismo a los descubridores de las neuronas espejo en la neurociencia que Peter Thiel, uno de los mayores genios y magnates de Silicon Valley; a la antropología que a la teología; a la teoría económica que a la teoría política…).

Escrito por: Gabriel Gutiérrez Javán

Las publicaciones del Dr. Márquez en materia de Teoría Mimética comenzaron hace más de 15 años, en Las Claves de la Gobernabilidad. Los dos volúmenes de Tiempos Miméticos son su más reciente y extensa obra al respecto.

Es un libro de historia del siglo XX analizada con las categorías de la Teoría Mimética. No todo el siglo XX, sino del final de la Primera Guerra Mundial hasta el desmembramiento de la URSS. Dado que las fuentes para narrar dicha historia son infinitas, Tiempos Miméticos se concentra solamente en la visión de Paul Johnson. Parece una buena elección para el análisis desde la Teoría Mimética. En primer lugar, porque Johnson es un historiador de primer nivel, maestro de otros grandes historiadores contemporáneos. En segundo lugar, porque Johnson construye su historia del siglo XX con gran cantidad de datos biográficos, desnuda las rivalidades e inspiraciones miméticas de los grandes personajes del siglo XX. Johnson narra la historia con gente de carne y hueso y esto es justo lo que hace la Teoría Mimética, que también huye de todas las grandes teorías metafísicas (mentiras románticas les llama).

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Los autores de Tiempos Miméticos hacen una lectura girardiana de cada uno de los extensos y bellos capítulos de Tiempos Modernos de Paul Johnson. Es como si cada capítulo interpretara una obra de Shakespeare (como hace Girard en Shakespeare. Los fuegos de la envidia). Pero en lugar de Hamlet y Otelo aquí nos encontramos con Hitler y Kennedy.

En Tiempos Miméticos los lectores encontrarán un libro denso, pero si tienen paciencia, podrán aprender mucho: la historia del terrible siglo XX, como se tomaron las grandes decisiones, Teoría Mimética y una serie de críticas a las Grandes Teorías conspiratorias que simplifican la realidad.

Cada capítulo del libro lleva por título el nombre, modificado, de alguna obra de Girard o de algún otro autor de Teoría Mimética. Solo un ejemplo: Veo a Hitler caer como el relámpago, en donde se narra la segunda mitad de la Segunda Guerra Mundial, es un título que alude a Veo a Satán Caer como el relámpago de Girard.

Cada capítulo es en realidad un ensayo por sí mismo. La teoría y la historia, la abstracción y los seres humanos en acción, se combinan para hacer una narración amena, aunque en ocasiones esté contando las peores atrocidades. Las citas de Paul Johnson y de los autores de TM se complementan de un modo natural. Pareciera, en ocasiones, como marcan los mismos autores de Tiempos Miméticos, que Paul Johnson hubiera conocida ya la TM (algo que por supuesto, no ocurrió). Aquí una cita al respecto que, a mi parecer es genial:

Joyce y Proust, que pretendían no envidiarse en nada, pues cada uno pretendía que su superioridad sobre el otro era evidente, en realidad, terminaron chocando. He aquí una escena descrita en Tiempos Modernos digna de Mentira romántica y verdad novelesca (Tiempos Miméticos):

Proust y Joyce, los dos grandes precursores y los modificadores del centro de gravedad, no tenían lugar uno para el otro en la Weltanschauung que, sin quererlo, compartían. Se conocieron en París el 18 de mayo de 1922, después de la primera noche de Renard de Stravinski, en una recepción ofrecida a Diaghilev y la compañía y a la que asistió Pablo Picasso, compositor y diseñador del propio Diaghilev. Proust, que ya había insultado a Stravinski, irreflexivamente llevó a Joyce a su casa en un taxi. El irlandés, borracho, le aseguró que no había leído una sílaba de sus obras y Proust, irritado, retribuyó el cumplido, antes de llegar al Ritz, donde le servían la cena a cualquier hora de la noche. Seis meses después había fallecido, pero no antes de que se lo llamase el intérprete literario de Einstein en un ensayo del celebrado matemático Camille Vettard. Joyce lo desechó, en Finnegans Wake, con un retruécano: “Prost bitte” (Paul Johnson).

Finalmente, digamos que los conceptos que se utilizan a lo largo de la obra son los propios de la TM. Pero llama la atención también la enorme batería de conceptos del Profesor Márquez, que a lo largo de décadas ha hecho importantes aportaciones a la TM (la mayor parte de dichos conceptos pueden encontrarse en su Anatomía de la Teoría Mimética).

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