Escrito por 3:00 am abuso, Andrea Samaniego Sánchez, Desigualdades, Economía, Empleo, En Portada, Política

53 vidas

El horror. La barbarie. El sinsentido. El 27 de junio llegó la información de un suceso que, trágicamente se ha vuelto frecuente, un recorrido en búsqueda de nuevas oportunidades se convirtió en una tragedia: 53 vidas que arriesgaron todo, lo perdieron todo, y murieron en un tráiler abandonado en Estados Unidos.

autora Andrea Samaniego Sánchez  

La situación que los llevó a tomar esta decisión nunca la podremos saber, sólo podremos conjeturar. Sin embargo, las historias se repiten, hombres, mujeres y niños que buscaban una nueva realidad alejados del crimen organizado, de las pandillas, de la pobreza, todas ellas crean un caldo de cultivo que los orillan a tomar decisiones desesperadas, a depositar su confianza y vida en personas sin escrúpulos que los trasladan cual mercancía, y si algo pasa, los dejan a su suerte.

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De lo que sí sabemos es entre las víctimas mortales se encuentran a hondureños, mexicanos, guatemaltecos y salvadoreños que viajaban hacinados en un tráiler sin ventilación que viajó y pasó dos puntos de revisión migratoria, en Encinal y Cotulla, y que no fue detenido, en un recorrido que duró dos horas y treinta minutos. Aquello de lo que se sospecha es que el camión empleó placas clonadas de la empresa Betancourt Trucking and Harvesting, lo que posibilitó que pudiera trasladarse por Texas y casi llegar al destino final, San Antonio.

Por estos hechos lamentables ya hay tres detenidos, el conductor y dos imputados de origen mexicano, a quienes se les están imputando los delitos de trata de personas y homicidio. Sin embargo, habría que cuestionar si no hay más responsables, y comprender las redes de corrupción nacionales e internacionales que permiten que estas historias sean frecuentes.

Ahora toca el tiempo de reconocer a los muertos y poder reconstruir los hechos a partir de los relatos de los sobrevivientes, quienes se encuentran atendidos en distintos hospitales de la entidad. Los políticos, más allá de dar declaraciones donde culpan a los demás por la situación, deben comprender que las estrategias que han empleado para hacer frente al fenómeno no han solucionado esta circunstancia.

Y mientras los políticos de todos los países involucrados no se hagan responsables, el crimen organizado seguirá lucrando con la necesidad cobrando ingentes cantidades de dinero bajo la premisa de que llegar a Estados Unidos cambiará la vida de aquellos que la arriesguen.

La migración va a seguir, si algo nos muestra la Humanidad es que no se queda siempre en un mismo lugar, hay que pensar en nuevas y más originales estrategias para atender el fenómeno que no vulnere los derechos de quienes toman la decisión de marchar.

Es momento de repensar el mundo y sus fenómenos con nuevos ojos, nuevas perspectivas y evitar tragedias como la vivida en Texas.

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