Escrito por 12:00 am Agendas locales, Saúl Arellano

Las instituciones y las probabilidades de AMLO

Andrés Manuel López Obrador tiene, de acuerdo con la “Encuesta de Encuestas” de Gerencia del Poder, en su división de “GP-Polls” (disponible aquí: https://goo.gl/Fckzj1) aparece con un 99% de probabilidades de ganar el día 1º de julio. Ricardo Anaya, tendría 1% y José Antonio Meade una cifra tendiente a 0% de probabilidad.


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La media de intención de voto en las encuestas levantadas en vivienda, y publicadas en medios nacionales o portales electrónicos era para AMLO, hasta el 16 de mayo, de 45%; la de Ricardo Anaya se ubica en 29%; y la de José Antonio Meade en 21%. Los resultados de GP-Polls, aunque con algunas variaciones, son consistentes con las presentadas en el sitio http://oraculus.mx en el cual se compilan otras como las del Diario El País, la de Bloomberg, y la del propio “Oraculus”.

Dado que en la elección presidencial están en juego alrededor de 54 millones de votos (considerando una votación de alrededor del 60%), cada punto porcentual equivaldría entonces a 540 mil votos; es decir, en lo que resta de la elección, para que López Obrador no ganara, se requeriría que su más cercano perseguidor consiga el equivalente a 9 puntos porcentuales, y que simultáneamente López Obrador los perdiera.

Lo anterior significa que Anaya necesitaría asegurar 4.8 millones de votos adicionales, a los que hoy tendría; esto es, dado que faltan 43 días para la elección, necesitaría convencer a poco más de 111 mil electores al día de que es la mejor opción; y simultáneamente, que alrededor de 90 mil personas de las que hoy votarían por López Obrador, dejen de considerar que es la mejor opción.

En términos estadísticos, que algo así ocurra se antoja, si no imposible, al menos sí muy poco probable. Por lo que muchos ya no preguntan si López Obrador va a ganar, sino con qué margen y si esa diferencia le daría eventualmente la mayoría en al menos la Cámara de Diputados.

En el 2006 López Obrador mandó al diablo a las instituciones; y ese exabrupto le ha costado hasta ahora, la duda respecto de si las respetará o no de llegar a la Presidencia de la República.

En esta cuestión, es importante decir que la institucionalidad mexicana tiene una importante fortaleza. Pensemos en los organismos constitucionales autónomos. Para eliminarlos, López Obrador tendría que ganar en el Congreso los debates y las votaciones para modificar los artículos constitucionales en los que está considerada su existencia.

No deja de haber dudas al respecto. Hace apenas dos semanas decía que le gustaría que el Padre Solalinde (sin duda un gran defensor de los derechos humanos, pero no deja de ser un clérigo activo) fuese el presidente de la CNDH.

Respecto de otros organismos no ha dicho aún nada; por ello vale la pena preguntar abiertamente qué piensa respecto del Banco de México; del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI); del Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL); Del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI, del cual no pudo decir apropiadamente su nombre en el primer debate); o del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), por mencionar sólo algunos de ellos.

Es importante decir que los otros candidatos tampoco han dicho nada al respecto. Si acaso, y en eso han coincidido todos, se han manifestado a favor de que el Banco de México siga siendo autónomo, por su relevancia en las finanzas públicas y la economía nacional en general. Pero poco han propuesto en materia de fortalecimiento de los otros organismos, o incluso de dotar de autonomía a otros como el CONAPRED.

No puede darse por hecho que AMLO ya ganó; pero en tanto que es el puntero en todas las encuestas, es de crucial relevancia saber cómo piensa que puede y debe fortalecerse nuestra institucionalidad, y con ello, fortalecer a nuestra democracia.

@saularellano

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