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OCDE: ¿Compromiso con el desarrollo incluyente o con el mercado?

por Javier Alejo / Ramón Torres

*Primera de dos partes

Al margen de consideraciones sobre el alcance jurídico del “Acuerdo marco de colaboración estratégica entre México y la OCDE 2012-2018”, la suscripción constituye un hecho revelador en sí mismo que merece análisis y evaluación. Perfila las características de política económica que podría adoptar la nueva administración, establece una alianza política con una organización de nítida identidad doctrinaria y significativa influencia a nivel internacional (I) y ofrece una visión integrada de los diversos componentes de un programa de gobierno que con ésa u otras características se encuentra en elaboración


El Presidente Electo de México y el Secretario General de la OCDE suscribieron el pasado 12 de septiembre el Acuerdo y dieron a conocer el documento “México, mejores políticas para un desarrollo incluyente”, preparado por ese organismo, con la finalidad de ayudar al nuevo gobierno en el diseño, promoción y puesta en práctica de los cambios que el país requiere. En adición, en una fecha próxima será presentado otro denominado “Los Desafíos de las políticas públicas en México”, que servirá de base al foro sobre políticas públicas, a celebrarse en enero de 2013, a fin de suministrar insumos para la preparación del Plan Nacional de Desarrollo del nuevo gobierno.

El documento

México cuenta, a juicio de la OCDE, con fortalezas y circunstancias favorables para reducir la brecha que lo separa de los demás países miembros en materia de productividad laboral, competitividad, inclusión social y pobreza. Entre las fortalezas cita finanzas públicas sanas, inflación controlada, sector bancario capitalizado, acuerdos comerciales con 44 países y regulación favorable para los negocios. Respecto a las circunstancias favorables destaca la disposición de las empresas trasnacionales de invertir en nuevos mercados ante el aumento de costos de producción de países como China.

El aprovechamiento de esta combinación de fuerzas favorables plantea a la nueva Administración una serie de desafíos importantes si se pretenden superar los obstáculos que restringen la competitividad de la economía y el rezago económico y social del país. Ante ello propone un total de 106 recomendaciones clave, en los 21 capítulos de que consta el documento, a fin de instrumentar reformas estructurales, con sentido de urgencia, en áreas estratégicas que fortalezcan la economía de mercado y acoten la acción del Estado a ese objetivo.

Con un programa moderado de reformas estructurales el crecimiento del Producto Interno Bruto, nos dice la OCDE, podría aumentar, gradual y progresivamente, del nivel actual de 3% anual, hasta alcanzar medio punto adicional en 2030; si el escenario propuesto fuese de reformas ambiciosas, en vez de moderadas, el crecimiento, según el organismo, podría elevarse a 4%, con lo cual el ingreso por habitante en México en dicho año sería la mitad del estadounidense, en vez del actual de una cuarta parte.

Situación de la economía

El punto de partida del cual se parte para proponer las reformas estructurales consiste en comparar la situación del país con los 34 miembros de la OCDE mediante indicadores económicos y sociales seleccionados. El país se sitúa en el último o en los últimos sitios en casi todos los indicadores.

El diagnóstico basado en un análisis comparativo internacional, estático, es insuficiente para captar los obstáculos y restricciones al desarrollo incluyente. Puede conducir incluso a conclusiones equivocadas, sin correspondencia con la realidad específica del país o del momento que se analiza. Por ejemplo, el origen del rezago puede estar en fallas, insuficiencia o ineptitud de los mercados para solventar el desarrollo incluyente, puede incluso tratarse de situación en que previamente a la consolidación y apertura de mercados el Estado intervino en la creación de instituciones y mecanismos que fortalecieron la capacidad competitiva de la estructura productiva nacional.

Evitar el análisis y proponer la economía de mercado sin análisis crítico conduce a elaborar propuestas fincadas en la voluntad, la doctrina o la experiencia de otras latitudes en circunstancias y momentos distintos que no necesariamente aplican a la realidad del México actual. En otras palabras, se parte de un diagnóstico superficial, parcial y mecánico sin penetración en las raíces que dan origen al rezago.

La limitación de los diagnósticos transversales estáticos, como el presentado por la OCDE, es que resultan ahistóricos y aespaciales. Para ser aceptables y útiles deben ser sometidos a rigurosas pruebas estadísticas de pertinencia y poder explicativo a fin de no prestarse a extrapolaciones temporales y espaciales extralógicas. El caso más importante desde esta perspectiva es el relativo al rol del Estado y de los mercados en diferentes estadios de desarrollo económico y en consecuencia de la política económica de corto plazo.

En el elenco de los países miembros de la organización existen grandes diferencias de trayectoria de desarrollo económico. En algunos el Estado ya realizó en lo fundamental su labor de fomento al desarrollo –infraestructura; sistemas e instituciones educativas, de ciencia, tecnología, salud y fomento sectorial a la especialización económica; sistemas fiscales de tributación y gasto público y de regulación a los mercados de bienes, servicios y capital; principalmente–, en otros, México incluido, esa tarea se encuentra lejos del objetivo, y otros más, como los europeos que pertenecieron a la esfera de la URSS, vienen de regreso de una presencia absoluta, abrumadora y excesiva del Estado en la actividad económica.

Sociedad a la que se aspira

Se entiende que la finalidad de las reformas estructurales propuestas es favorecer la competitividad de los mercados como garantes de una mejor inserción en la globalización. Con ello se propone incrementar la productividad y por esa vía lograr el desarrollo incluyente, en convergencia hacia la situación que guardan los países situados en el otro extremo de la brecha.

Como en el diagnóstico, no hay reparo o duda sobre las bondades de la economía de mercado y el tipo de sociedad al que se debe aspirar ni se reflexiona sobre las expresiones críticas y de descontento que se han multiplicado en Europa y en otros países avanzados o sobre la naturaleza oligopólica de los mercados y lo que ello significa para la inserción de una economía todavía precaria en sus estructuras productivas. Por eso queda abierto el cuestionamiento de si lo deseable para el México de ahora, o para el que se propone a la nueva administración, corresponde al que manifiesta urgencia de ajustes y correcciones.

Un cuestionamiento adicional en el planteamiento es que el crecimiento del Producto entre ahora y 2030 puede aumentar gradualmente y progresivamente con reformas estructurales, moderadas o profundas, hasta medio o un punto porcentual, respectivamente, en adición al cerca de 3 por ciento que registra ahora, según el documento de la OCDE, y que con ello se lograrían objetivos del desarrollo incluyente, partiendo del nivel de rezago comparativo que muestran los indicadores señalados con anterioridad.

Sin embargo, no ofrece sustento de tales aseveraciones. La consulta de las fuentes de información citadas en el mismo conduce al análisis econométrico realizado para otros países con otros propósitos. Con esas cifras de potencial crecimiento del Producto es difícil sostener la tesis de convergencia con los países de la OCDE y más difícil todavía que las pretendidas reformas estructurales permitan con ese crecimiento de 3.5 % o 4% alcanzar objetivos de desarrollo incluyente y reducción de la pobreza como para superar el rezago que muestran los indicadores referidos.

En adición, pretender que en el horizonte de 2030, con las tasas de crecimiento del Producto establecidas en el documento, el ingreso por habitante de México pueda situarse en la mitad del de los Estados Unidos, de la cuarta parte que es ahora, implicaría estancamiento sostenido de la economía norteamericana, lo cual significaría un escollo difícil de superar para una economía como la mexicana que depende tan estrechamente de ese país.•

Nota:

I. Conviene recordar que la OCDE es un organismo internacional cuya conformación actual data de 1960; sus objetivos son contribuir a la sana expansión económica de los países miembros, en la actualidad 34, y promover la expansión multilateral del comercio y la estabilidad financiera. El principal requisito para formar parte de este foro mundial, que en ocasiones se denomina “club de los países ricos”, al cual se ingresa por invitación expresa de los miembros, es el compromiso de liberalizar progresivamente los movimientos de capitales y servicios y compartir el compromiso con la economía de mercado.

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