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¿RÉQUIEM POR UNA PANDEMIA?

“No le dimos cierta información al público porque no queríamos despertar el pánico”.

Joko Widodo (Presidente de Indonesia).

En la mañanera del 26 de abril de 2022, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell explicó que “se mantiene una cantidad de casos mínima” de infecciones por el SARS-CoV-2, por lo que aseguró el país estaría transitando al estado endémico, cual si dicha condición refiriera a una disminución de contagios y no, como el concepto supone realmente, para hacer referencia a un proceso patológico que se mantiene de forma estacionaria y en un nivel estable dentro de una población o espacio determinado durante períodos prolongados. Ergo, por endemia se refiere una reducida variación de la intensidad de una enfermedad en el tiempo y no una baja o alta trasmisión. Pero en fin.

Escribe: Ricardo de la Peña

Source: Johns hopkins University CSSE COVID-!) data

Esta decisión se toma al disponerse de datos que muestran una reducción de los contagios, hospitalización y decesos provocados por este virus no sólo en México, sino en el agregado mundial, como se muestra en la gráfica de Our World in Data que aquí se presenta y en la que se puede observar el vertiginoso declive en la cantidad de contagios contabilizados durante las últimas semanas en todo el orbe, aunque también cabe el señalamiento que este descenso no ha devuelto la cantidad de casos sino a los niveles de picos previamente observados y mucho menos permite que se baje la guardia en el seguimiento de medidas precautorias.

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Esto es porque en algunas naciones persisten ciclos de elevada cantidad de contagios de COVID-19 y porque, a pesar de la inmunidad natural adquirida por una parte importante de la población y del indudable éxito de la vacunación para limitar los daños por la enfermedad, luego de la última ola provocada por la variante Ómicron no puede descartarse el surgimiento de nuevas mutaciones que pudieran escapar de la referida protección lograda y generar la aparición de nuevos y violentos brotes de la enfermedad.

Es por eso que se requiere continuar con los esfuerzos de vacunación a la población, que en México sigue sin incluir al segmento de menores de entre cinco y once años, y con las medidas preventivas como el uso de cubrebocas —aunque sea una acción defenestrada por las autoridades, que recuerdan que no previene a su usuario de contagios, soslayando que sí evita que sus portadores contagien a otras personas—, la higiene personal como el lavado de manos, la ventilación de interiores y el mantenimiento de una sana distancia.

Así que tal vez resulte errado dar por terminada la pandemia como si fuera un asunto nacional y no mundial y como si se pudiese descartar la posible, aunque desde luego no deseada y tampoco segura, aparición de nuevas variantes que propicien repuntes en la cantidad de casos y decesos provocados por el virus de la COVID-19. El réquiem que se cantó por la pandemia pudiera ser la crónica anticipada de un repunte inesperado.

Las olas de COVID-19 en México.

Entre diversas medidas que se tomaron como consecuencia de la decisión de dar por concluida la pandemia en México, se encuentra la terminación de las participaciones semanales en la conferencia matutina del Ejecutivo federal, la suspensión de actualizaciones del semáforo epidemiológico de la COVID-19 (que registraba en ese momento un color verde en todas las entidades federativas del país) y el cambio de diario a semanal de los reportes técnicos sobre la evolución de este padecimiento.

Tal vez por ello fue que en los días subsecuentes se retiró temporalmente el acceso a la base de datos sobre casos asociados a la COVID-19, lo que se normalizó el martes 3 de mayo de 2022, cuando se pudo acceder al reporte de casos correspondiente a la semana epidemiológica 17 del año corriente y a la base de datos acumulados hasta el sábado 30 de abril del presente año.

Es con base en estos datos, disponibles en https://www.gob.mx/salud/ documentos/datos-abiertos-bases-historicas-direccion-general-de-epidemiologia  que se preparó el presente análisis, que permite disponer de indicadores confiables sobre incidencias hasta el 16 de abril de 2022, al cierre de la semana epidemiológica 15 de este año, en el entendido de que el acopio y publicitación de la información sobre este fenómeno seguirá actualizándose en lo subsecuente.

Como se podrá ir viendo en los gráficos que acompañan esta exposición, en México se presentaron cuatro olas o picos epidémicos del coronavirus. En la primera oleada la curva epidémica no alcanzó la altura que se presentó en otros países. La segunda oleada se vinculó con la variante Delta y fue agresiva por las muertes registradas y las hospitalizaciones. El cuarto repunte fue provocado principalmente por la variante Ómicron y fue tres veces más grande que la tercera ola. Sin embargo, y debido sobre todo a la cobertura de vacunación contra Covid-19, la cantidad de hospitalizaciones y defunciones fue considerablemente más baja, como se verá.

Pasemos pues a los datos, que invariablemente corresponden a las distribuciones conforme fecha de ingreso de los casos.

Pruebas, casos y decesos.

Son 15.8 millones los registros existentes en la base de datos sobre casos asociados a la COVID-19 en México hasta el 30 de abril de 2022. Estos registros no necesariamente corresponden a distintas personas, pues una misma persona pudo ser registrada en más de una ocasión.

Como puede observarse en el gráfico 1, la mayor demanda de pruebas se dio a principios de 2022, cuando se alcanzó una media diaria de casi 90 mil estudios. A partir de ese pico histórico, producto de un ascenso casi en vertical, se dio descenso igualmente súbito que redujo la cantidad de pruebas realizadas a menos de diez mil diarias desde mediados de marzo y hasta el cierre del cómputo para este informe.

Fuente: Dirección General de Epidemiologia de la secretaria de salud de México, informacion referente a los casos asociados a COVID-19, 30 de abril de 2022 disponible en https://www.gob.mx/salud/documentos/datos-abiertos-152127

A la fecha de corte para el análisis, son más de 5.7 millones los casos confirmados como positivos para COVID-19 por cualquier método (prueba de laboratorio o antígena, por asociación clínica epidemiológica o por comité de dictaminación).

Acorde con lo que se presenta en el gráfico 2, los casos confirmados de contagio por SARS-CoV-2 alcanzaron su mayor altura hacia fines del mes de enero de 2022, cuando se llegó a registrar una media diaria superior a los cincuenta mil casos, luego de un rápido ascenso por mes y medio. Igualmente abrupta fue la caída en esta cantidad de casos, por lo que desde principios de marzo de 2022 la cantidad de contagios confirmados se ubica por debajo de los valles posteriores a anteriores oleadas.

Y aunque los picos y valles en cuanto a positividad de los casos estudiados para COVID-19 en México siguen el ritmo de los casos mismos, las diferencias son menos marcadas, dado que existe una relación positiva entre número de pruebas aplicadas y casos confirmados.

Fuente: Dirección General de Epidemiologia de la secretaria de salud de México, informacion referente a los casos asociados a COVID-19, 30 de abril de 2022 disponible en https://www.gob.mx/salud/documentos/datos-abiertos-152127

Como se ve en el gráfico 3, en la más reciente ola se dio un ascenso desde menos de veinte por ciento de positividad al cierre de 2021, hasta superar los sesenta puntos hacia fines del mes de enero de 2022, cuando alcanzó su mayor altura, para luego descender de manera muy rápida, situándose por debajo de los niveles observados a lo largo de la pandemia a partir de mediados del mes de marzo de 2022.

            Otra es la historia de las hospitalizaciones de quienes han tenido COVID-19 y se les ha confirmado. Como se presenta en el gráfico 4, los ciclos de aumento de hospitalizaciones marcan claramente las cuatro olas que ha habido en México por motivo de la pandemia. Es claro que la segunda ola, la vinculada a la variante Delta, es la que alcanzó mayores magnitudes en cuanto a hospitalización, con hasta 2500 personas internadas en promedio diariamente. De hecho, la  tercera y cuarta olas alcanzaron niveles inferiores a los dos mil casos con hospitalización por día, muy por debajo de lo observado a principios de 2021.

Fuente: Dirección General de Epidemiologia de la secretaria de salud de México, informacion referente a los casos asociados a COVID-19, 30 de abril de 2022 disponible en https://www.gob.mx/salud/documentos/datos-abiertos-152127

Estos datos provocan que cuando se estima la tasa de hospitalización de los casos ingresados con COVID-19 confirmado según fecha de ingreso, lo que se muestra en el gráfico 5, se tenga que las hospitalizaciones fueron más frecuentes ente contagios confirmados durante la primera ola, cuando casi la mitad de quienes padecieron la enfermedad y se les confirmó tuvieron que ser internados, mientras que durante la segunda y la tercera ola las tasas de hospitalización se ubicaron entre diez y veinte por ciento. Durante la cuarta ola y ya avanzado el proceso de vacunación contra COVID-19 entre la población adulta del país, en ningún momento las hospitalizaciones llegaron a representar siquiera la décima parte de los casos confirmados de contagio por SARS-CoV-2.

Fuente: Dirección General de Epidemiologia de la secretaria de salud de México, informacion referente a los casos asociados a COVID-19, 30 de abril de 2022 disponible en https://www.gob.mx/salud/documentos/datos-abiertos-152127

En cuanto a los decesos de personas con COVID-19 confirmada, que se muestran en el gráfico 6, el momento más grave fue en ocasión de la segunda ola, la vinculada con la variante Delta, donde se llegó a casi mil quinientos fallecidos en promedio por día, contra ochocientos a los que se llegó en la primera y tercera ola. 

Es claro el impacto de la vacunación en el descenso de la cantidad de decesos provocados por la COVID-19 en personas a las que se les confirmó un contagio. En el peor momento de la cuarta ola, vinculada a la variante Ómicron, se llegó a menos de seiscientas muertes promedio por día, menos de la mitad que las que se presentaron cuando la variante dominante fue Delta.

Detrás de las tasas de letalidad estimables para la población contagiada por el SARS-CoV-2 y que se le confirmó dicha condición, que se presentan en el gráfico 7, están múltiples fenómenos, entre los que cabría destacar el aprendizaje paulatino en el tratamiento de los casos graves y la disposición de vacunas y su aplicación en la población adulta.

 Es así como la muy elevada letalidad alcanzada en casos de infección comprobada durante la primera ola, cuando en su punto más alto se superó una letalidad de uno de cada cuatro contagiados, fue seguida por tasas más reducidas, en torno a diez por ciento, durante la segunda ola, para luego descender a seis puntos en la tercera ola y finalmente caer a entre dos y tres por ciento en la más reciente ola.

Fuente: Dirección General de Epidemiologia de la secretaria de salud de México, informacion referente a los casos asociados a COVID-19, 30 de abril de 2022 disponible en https://www.gob.mx/salud/documentos/datos-abiertos-152127

A MANERA DE EPITAFIO.

            La reducción de la cantidad de contagios registrados entre la población residente en México luego de la salida de la cuarta ola, la más reciente y vinculada a la variante Ómicron, la disminución de la gravedad de los casos medida por la proporción de hospitalizaciones requeridas, y el descenso significativo de la letalidad provocada por infecciones con SARS-CoV-2 fueron la pauta para la declaratoria del término de la pandemia en el país, que pudiera ser anticipada, aunque sería deseable que no fuera.

Sin embargo, eso no llena el vacío en la vida de millones de personas que perdieron a sus familiares y amigos cercanos por culpa de la pandemia, ni permite el olvido de las más de 657 mil personas que fallecieron entre 2020 y 2021 por causas asociadas directamente a la COVID-19 y que constituyen el exceso de mortalidad por todas las causas ocurrido en México en dicho bienio. A eso habrá que sumar lo que se acumule desde el inicio del año 2022.

Si bien una parte de esas muertes son meramente consecuencia de la diseminación y presencia en nuestro territorio del coronavirus, una parte pudiera deberse a medidas adoptadas o evitadas por parte de los responsables de la salud pública. Deslindar qué parte fue consecuencia de qué es una tarea pendiente, que a futuro deberá realizarse.

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