Escrito por 12:00 am Mundo, Saúl Arellano

Tres enemigas de la democracia y del desarrollo (Primera de tres partes)

La democracia y el desarrollo enfrentan hoy a tres grandes enemigas: 1) la violencia y sus fenómenos asociados (criminalidad, corrupción, impunidad, etcétera), 2) la desigualdad y 3) la economía extremista conservadora (como la denominó el premio Nobel Paul Samuelson). En este texto se abordan cuestiones relativas a la primera


La democracia y el desarrollo enfrentan hoy a tres grandes enemigas: 1) la violencia y sus fenómenos asociados (criminalidad, corrupción, impunidad, etcétera), 2) la desigualdad y 3) la economía extremista conservadora (como la denominó el premio Nobel Paul Samuelson). En este texto se abordan cuestiones relativas a la primera.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2015 se reportaron 29.3 millones de delitos: poco más de una tercera parte fueron cometidos en las viviendas de las víctimas, una proporción similar se cometió en la vía pública, casi10% se cometió en el transporte público y una buena suma en los lugares de trabajo de quienes fueron agredidos por la delincuencia.

El propio INEGI documenta que, de esa impresionante suma -la cual es equivalente aproximadamente a 3,330 delitos por hora en el país-, únicamente fueron denunciados ante el ministerio público 3.09 millones (es decir, apenas 10%); asimismo, en sólo 1.84 millones de casos se inició una averiguación previa (es decir, 6.26% del total de los delitos reportados).

La categoría que INEGI utiliza para describir este fenómeno es el de “cifra negra”, la cual se estima en 27.46 millones de delitos, pues su cálculo se lleva a cabo, a decir del Instituto,como “la razón de los delitos no denunciados más los delitos denunciados sin averiguación previa, más aquellos enlos cuales no fue especificado si se denunció o si se inició averiguación previa, entre el total de delitos por cien”. A través de este cálculo, el dato es simplemente impresentable: 93.7% del total.

Considérese además el cálculo de algunos expertos, quienes estiman que, del total de delitos en los que se inició una averiguación previa, y se llegó a una sentencia condenatoria, el indicador es de alrededor del 60%. Así las cosas, sólo en aproximadamente 2% de los delitos que se cometen los probables responsables son condenados.

En ese sentido, no hace falta ser un experto para sostener que algo anda muy mal, cuando nuestro índice de impunidad se aproxima a 98%. Y es que todo falla en este ámbito porque no se ha logrado romper con la trampa de la corrupción; en consecuencia, hoymás de la mitad de los ciudadanos cree que todas las autoridades responsables de la seguridad son corruptas.

Por supuesto, esta situación abona de manera relevante a la desconfianza de los ciudadanos en la democracia, tal y como se ha documentado en otros estudios como el Informe País sobre la calidad de la democracia en México, del Instituto Nacional Electoral, o el Latinobarómetro. En ambos casos, más de 50% de la ciudadanía sostiene que no vivimos en una democracia y un porcentaje similar afirma que da lo mismo ésta que un gobierno autoritario.

Por otra parte, se encuentra el tema relativo a las pérdidas económicas derivadas de la delincuencia. De acuerdo con el INEGI, el promedio de pérdidas por persona como resultado de ser víctima de un delitoes de 6,398 pesos al año, lo que implica una cifra total de 148 mil 976 millones de pesos al año.

Si estas cifras se contrastan conel ingreso laboral per capita mensual reportado por el CONEVAL para el último trimestre de 2015(el cual se ubicó en $1,205 pesos,deflactados al valor de la canasta alimentaria), el panorama es simplemente aterrador, pues las pérdidas por persona afectada por la delincuencia representan en promedio los ingresos de 5.3 meses de la clase trabajadora.

¿Cómo hablar de democracia y desarrollo frente a estos indicadores de violencia? El doctor Jorge Carpizo sostenía que el Estado de derecho, o es un Estado de bienestar o no es un Estado de derecho. Los datos de que hoy disponemos confirman que estamos ante un Estado deficitario que debe ser reconstruido porque, de otro modo, la viabilidad democrática del país se encuentra profundamente comprometida.

@SaulArellano

Artículo publicado originalmente en la “Crónica de Hoy” el 13 de octubre de 2016

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