Escrito por 2:35 pm En Portada, Fernando Székely Aburto, Política, Violencia

Cálmense, panistas

Para las próximas elecciones los spots de Morena deberían ser compilaciones de AMLO el negligente haciendo enojar a los panistas. Eso seguro llenaría de votos a la 4T.

Escribe Fernando Székely Aburto

Y es que las quejas públicas de los panistas hacen un daño profundo a la ciudadanía: fortalecen a López Obrador, diluyen la crítica civil y dejan que el presidente falsamente se posicione como opuesto a los políticos de siempre

Mira, primero lo primero. El hecho de que el hijo de AMLO viva en una casa lujosa en Houston (propiedad de un vato que tiene contratos con Pemex) no es menos que una tragedia. Es otra muestra de que las cosas no han cambiado, de que Morena es lo mismo que el PRI y el PAN.

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Pero los legisladores y personajes de ‘oposición’ (en especial los Panistas), cuando se apropian de Twitter, hacen podcasts, dan entrevistas para dejar en claro lo mal que está lo del hijito junior del presidente, nada más le hacen el paro a López Obrador.

El beso de la muerte

Cada vez que AMLO la riega (cada dos días), Vicente Fox y Felipe Calderón lanzan un tuit, Ricardo Anaya se da un video en YouTube, Gabriel Quadri publica un comentario desproporcionado y clasista, Xóchitl Gálvez aparece en la radio y Kenia López monta un show en el senado.

En su mundo imaginario están bajoneando a López, le están quitando aprobación. Pero en realidad hacen todo lo contrario.

Es muy obvio. Si te critica una persona medio nefasta, con poca credibilidad, una persona a la que no quieren ni en su casa, alguien cuyos intereses turbios has puesto en jaque, eso es claro indicio de que algo estás haciendo bien.

Más bien sería ideal, para bajarle la aprobación a López, que Lilly Téllez (senadora molesta) diga que le ha venido de perlas el gobierno de AMLO, que acepte que tiene las mismas morales retrógradas que el presidente (cosas además bastante ciertas) y que de plano se den un abrazo fraternal en la mañanera.

Eso sí sería el beso de la muerte, un golpe mortal. Ya Lilly, ándale, rífatela por el equipo.

Los panistas hoy en día tienen tan poca credibilidad que una crítica suya funciona como validación.

Y para un votante indeciso (o poco enterado), el vato que hizo enojar a personajes como Kenia López o Ricardo Anaya de repente se vuelve bastante atractivo.

Además este tipo de cosas diluyen la crítica que puede hacer un ciudadano: si yo me quejo de algo, pero Xóchitl Gálvez ya lanzó doce tuits diciendo una cosa parecida, mi discurso pierde toda su efectividad. Ya es un discurso panista.

Un ejemplo perfecto es el Twitter Spaces que se armó el otro día en favor del periodismo libre en México. Era muy noble, muy útil el asunto ese hasta que te das cuenta de que ahí estaba Téllez acaparando el micrófono.

Ah, entonces eso ya no es ciudadanía, ya es política. El espacio que era para que se expresara la gente ya está minado, contaminado, teñido de tintes partidistas. Lo que empezó como un ejercicio de expresión termina sirviéndole a algunos para posicionarse en el poder.

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Los legisladores de oposición ya procesaron una denuncia contra el Conde de Houston Texas y están movilizando sus herramientas constitucionales para que investiguen a López jr. Bien, eso es lo que hay que hacer. Que trabajen en la cámara de senadores y la de diputados. Pero que lo del discurso ciudadano nos lo dejen a los ciudadanos.

Esta gente hace como que son muy diferentes a AMLO, pero la neta son igualitos.

Un ejemplo.  Lilly Téllez dijo hace poco que le gustaría “verlo, a López Obrador, como el primer presidente tras las rejas, en la celda, con una sentencia clara. Y ni qué decir de varios personajes de su gabinete”.

Chale. Muy autoritario para alguien que acusa de autoritario a los demás. Así, sin muchos escrúpulos y hasta sin acusación, Téllez quiere encarcelar al viejito nada más porque se le antoja.

Hacerlo así tan gratuitamente sería una falta al derecho, al Estado de derecho, a los derechos humanos y a todas las garantías. Y la senadora luego luego criticó a AMLO por estar “faltando al derecho, al Estado de derecho, a los derechos humanos, a todas las garantías (…)”

¿Y en dónde estaba ella, la rival mordaz de López Obrador, hace dos años? Era senadora con Morena.

Los que estamos en contra de AMLO tenemos que cortar de tajo la lógica de ‘el enemigo de mi enemigo es mi amigo’.

Aquí los enemigos de la ciudadanía son los políticos corruptos, los políticos negligentes, los que abusan del poder, y no importa de qué partido sean.

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