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La Investigación Académica en México.

¿Cuándo se comenzará la Investigación?; antes que preguntarnos cómo y para qué,  esa sería la interrogante clave para comenzar a escribir sobre éste tema.

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Desde que adquirimos conciencia de nuestras existencias nos surgen inquietudes, deseos de descubrir y encontrar respuestas para absolutamente todo lo que nos rodea; propensión innata que nos caracteriza a los seres humanos en contraposición a una existencia estéril basada en indiferencia que nada aportaría al conocimiento y explicación de los innumerables fenómenos naturales e instituidos por ellos mismos, quienes a lo largo de la historia le hemos dado o pretendemos dar significado a cada cosa que nos acompaña, pero más allá, lo que se desea forme parte de nuestros entornos en un mundo cada vez más ávido de acelerar el futuro, ante lo cual, sectores se enfrentarán a entornos de alta disrupción, por ello se debe tener la capacidad de innovar, hacer progresar la ciencia y con está a la humanidad al generar conocimientos significativos.

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Impulsar más la investigación

Ese es el gran reto; generar más investigadores y profesionales como agentes de innovación para lograr el desarrollo sostenible de cada entorno de una sociedad. México no es o debe ser ajeno a tal escenario y como país le urge salir de un nada honroso lugar que ocupa entre los primeros que menos invierten en la investigación científica, cuya inconciencia de las cúpulas del sistema es evidente al no reconocer el potencial de la actividad investigativa como pilar fundamental que representa para el progreso social al contribuir a una mejor calidad de vida y bienestar de las personas, en la formación de nuevos profesionales y en su camino hacia la creación y consolidación de nuevos conocimientos con beneficios para toda la humanidad.

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Hoy día si bien siguen existiendo y manteniéndose organismos e instituciones que otorgan nombramientos de investigadores, donativos para financiar proyectos, amplio reconocimiento del valor académico de la ciencia, encargados de fomentar y financiar la investigación, y un abanico de reconocimientos y premios para los mejores investigadores, los procesos de ingreso siguen siendo complejos y solo se alcanza éxito luego de una labor titánica que en ocasiones lleva años y eso si el aspirante no desiste en sus intentos.

Ante tal circunstancia, un gran desafío es erradicar los monopolios internos que, se sabe, existe en torno a los métodos de selección, flexibilizarlos sin que ello implique relajar las exigencias que los investigadores deben poseer en relación a las cualidades y capacidades que les deben ser propias.      

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Desde luego mucho recae en los propios investigadores, en el compromiso y seriedad que impriman a la actividad, de su integridad y ética para dar a la investigación la importancia debida para generar conocimiento y cambio de las realidades; labor nada sencilla si no se tiene plena vocación que a su vez le reclama tiempo, en ocasiones completo, para que sus aportes sean verdaderamente significativos y trascendentes en el campo correspondiente, ningún sentido cobraría de no ser así; ahi otro aspecto a replantear: la selección y labor de los comités encargados de revisar los productos finales. 

Es evidente que de la investigación científica depende la medición de todos los sectores de la vida, ante lo cual puede resaltarse que, en función a los diferentes tipos de investigación, sea básica o aplicada, fortalecen la condición académica científica de las entidades de educación superior y del Estado al que representan.

Así de relevante es el proceso y la condición de investigadores, quienes en México no se forman ex profeso y cuyas aptitudes descubren, normalmente, en etapas académicas de profesionalización, cuando se les exige un proyecto de investigación; que muchas veces, de primer momento no se concreta pero va madurando a la postre, cuando ya no se lo plantean como un encargo escolar y se  despojan de ideas que le hacen ver la actividad como un proceso complejo y complicado que no es fácil desarrollar.

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El papel de los docentes en el desarrollo de la investigación

En la mayoría de veces, el propio docente entorpece o no apoya cabalmente al hacer observaciones poco relevantes o incorrectas que responden a pensamientos propios y no a aspectos técnicos de la investigación, esto sumado a que muchos docentes no identifican debilidades o competencias para la investigación, o si lo hacen, por alguna extraña razón, no se los expresan adecuadamente a manera de convertirlas en áreas de oportunidad.  

Paralelamente, la cooperación entre pares investigadores es fundamental para reforzar la investigación y motivarse a buscar nuevos conocimientos con otros para fortalecer o potenciar hechos relevantes; y que cada día pueda aportar con su ciencia a la sociedad, promover investigación multidisciplinaria es importante para desarrollar investigación en diferentes áreas del conocimiento y así responder a las necesidades que la sociedad demanda.

Evidentemente los desafíos son mayúsculos y el panorama para los aspirantes a investigadores nada prometedor en un país donde las prioridades son demasiadas y la calidad de la educación se encuentra en posición nada privilegiada, 102 de 137 países que se evaluaron en el Reporte Global de Competitividad 2019, del Foro Económico Mundial (FEM); en cuyo rankig se ascendió dos lugares en cuatro años.

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