Escrito por 3:00 am Arte, Cultura, En Portada, Mónica Muñoz • Un Comentario

Celia Calderón de la Barca, grabadora y artista mexicana

   “Lo que a mí me llamó la atención, lo que me hizo ingresar fue la finalidad del Taller de Gráfica Popular que consiste en unir el arte al vivir del pueblo. Además, un artista no debe estar produciendo solo; yo lo hice y comprendí que estaba mal”. Celia Calderón

Celia Calderón

La gran artista Celia Calderón de la Barca nos dejó un maravilloso legado plástico y que también contribuyó como formadora de artistas. Su gran talento con el grabado la hizo ser parte de la Sociedad Mexicana de Grabadores en 1947, junto con otros artistas y dos años más tarde fue miembro fundador del Salón de la Plástica Mexicana. En su obra, su iconografía siempre tomó en cuenta personajes populares y héroes nacionales. En su época fue reconocida en el ámbito artístico, sin embargo, tras su fallecimiento cayó en el olvido.

Escribe:   Mónica Muñoz

Biografía

Celia Calderón de la Barca Olvera nació el 10 de febrero de 1921 en la ciudad de Guanajuato. En 1942 asistió a la Escuela Nacional de Artes Plásticas y al taller de Francisco Díaz de León para aprender grabado.​ Después, en 1950 recibió una beca del consulado británico para que finalizara sus estudios en la Slade School of Fine Art en Londres, financiada por el INBA.

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Produjo importante obra en óleo y acuarela, pero sin duda es reconocida por el grabado. Fue una artista dinámica que participó y destacó en grupos y sociedades artísticas. Viajó y obtuvo becas que demostraron el reconocimiento recibido por sus contemporáneos. Sin embargo, es interesante reflexionar sobre la época en la que vivió Celia, ella representó un ejemplo de aquellas mujeres que rompieron paradigmas en la sociedad, al vivir del arte y no casarse. Tan sólo, recordemos que fue hasta 1953 cuando se logra que las mujeres podamos votar en México.

Las mujeres y feministas de ese periodo denunciaron que, a pesar de la igualdad jurídica, en lo que respectaba a derechos políticos se seguía viviendo una flagrante discriminación en los ámbitos cultural (en el sentido antropológico del término) y social. La figura femenina abandonó el papel tradicional que le correspondía en el interior de la casa y emprendió la ocupación de otros espacios.

La docencia fue una parte sustancial de la actividad artística de Celia Calderón. En 1946 ingresó como profesora a la Academia de San Carlos con tan sólo veinticinco años, allí impartió las materias de dibujo, pintura y grabado. En 1947 fue miembro fundador de la Sociedad Mexicana de Grabadores. Asimismo, fue profesora de varias generaciones de artistas en la Sociedad para el Impulso de las Artes Plásticas y en la Escuela de Artes Plásticas de la UNAM. Sus alumnos coinciden en señalar la extraordinaria calidad de Calderón como maestra, el alto nivel de exigencia y lo riguroso de sus enseñanzas.

Su primera exposición y el TGP

Para 1951 tuvo lugar la primera exposición individual de Celia Calderón; eso fue muy importante porque a partir de ahí su obra recorrió varios recintos en forma individual y colectiva, tanto en México, como en Estados Unidos, Canadá, América del Sur y en países europeos. Ganó el premio del Salón de Invierno que otorga el Salón de la Plástica Mexicana en 1955. Mientras que para el año 1957 recibió una invitación del gobierno de la antigua Unión Soviética para viajar por China y estudiar en el Centro de Artistas de Pekín, en donde exhibió su s obras. Esto fue algo inusual, y le permitió a Celia exponer en el Centro de Artistas de Pekín, donde conoció los talleres de varios artistas chinos prominentes, con quienes trabajó intensamente.

Durante 1963 Celia Calderón adquirió mayor liderazgo pues junto a Elizabet Catlett y Mercedes Quevedo formaron la directiva del Taller de Gráfica Popular. No obstante, es interesante mencionar la importancia del Taller de Gráfica Popular como un colectivo de grabadores fundado en México en 1937 por los artistas Leopoldo Méndez, Pablo O’Higgins, y Luis Arenal Bastar. La primera preocupación del colectivo era utilizar el arte para fomentar sus causas sociales revolucionarias.

Así, el taller se volvió una base de actividad política y gran desempeño artístico. Además de sus miembros mexicanos, atrajo muchos artistas extranjeros a colaborar. Durante su apogeo, el taller se especializó en grabados en linóleo y en madera. Produjo pósteres, panfletos, banderas y ediciones de portafolio. Su arte apoyaba causas como el antimilitarismo, la unión obrera, y la oposición al fascismo. En el Taller Celia Calderón aprendió mucho, no solo de las grandes personalidades que allí conoció, sino de la importancia del trabajo colectivo y sobre todo, del trabajo ligado con las causas populares de forma profunda y verdadera.

Mientras que el Salón de la Plástica Mexicana es una institución dedicada a la promoción del arte contemporáneo mexicano. Se estableció en 1949 como una galería de ventas libres. Cuenta con aproximadamente 400 artistas miembros reconocidos y realiza múltiples exposiciones cada año. Funciona de forma autónoma, aunque también es parte del Instituto Nacional de Bellas Artes. Celia Calderón fue miembro fundador de esta institución, y en 1955 ganaría y se le otorgaría el Premio de Invierno.

Trabajó con óleo, acuarela, xilografía, litografía, y linóleo.  A través del color y con un estilo nacionalista, Celia narraba la vida indígena y el mestizaje que nos otorgó una identidad cultural. Tristemente, Celia se suicidó el 9 de octubre de 1969 pegándose un tiro en la cabeza en la Academia de San Carlos.

Reflexiones finales

Aunque algunas de las obras de Calderón se encuentran custodiadas en colecciones de arte mexicano muy destacadas, principalmente en el Museo Nacional de la Estampa y en la colección Andrés Blaisten4 y ocasionalmente son exhibidas en distintas exposiciones colectivas, la obra de la artista no ha sido objeto ni de nuevas exposiciones individuales, ni tampoco de estudios especializados con excepción de algunos pocos textos breves.

Celia Calderón manifestó un marcado interés por los retratos de mujeres, tanto anónimas, como históricas. Su iconografía habla de la sororidad, esa solidaridad entre mujeres, especialmente ante situaciones de discriminación e ideología machista. Celia, representó la posibilidad que tenemos las mujeres al unirnos con otras mujeres, para así resistir muchas de las opresiones que comúnmente nos son impuestas de diversas formas, comenzando por la de la normalización del mandato patriarcal de la soledad. Las temáticas de las artistas mujeres del TGP solían coincidir con sus reivindicaciones en torno a la maternidad, la felicidad de la infancia, y la defensa de la juventud, manteniendo el patrón de domesticidad que supuestamente correspondía al ámbito femenino.

También, el tema de hoy nos hace reflexionar sobre el suicidio que, de acuerdo con el INEGI, a nivel internacional se asume que el suicidio es altamente prevenible, pues la decisión de quitarse la vida es resultado de un proceso que va del inicio, que es la ideación, lo cual escala a preocupaciones autodestructivas, la planificación del acto letal y finalmente el intento o consumación. El suicidio es uno de los grandes problemas de salud pública que se enfrentan en México, asociado a la agenda de la salud mental.

Celia Calderón, una vida talentosa, dinámica, que aportó y vivió grandes oportunidades gozando del reconocimiento. Tuvo el arte como terapia y propósito hasta que su existencia no pudo más.

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