Escrito por 6:18 pm Arte, Contenido, Cultura, Mónica Muñoz • 3 Comentarios

Rosario Cabrera, la primera pintora mexicana del siglo XX

Rosario Cabrera

El paisaje y el retrato fueron una constante en su obra, en los que encontró distintas propuestas de expresión. Se trata de una de las artistas que formaron parte del llamado Renacimiento mexicano en los primeros años del siglo XX. Cuando tenía 15 años ingresó a la Escuela Nacional de Bellas Artes, siendo compañera de muchos artistas reconocidos e importantes de como Rufino Tamayo, y alumna de Saturnino Herrán, y en escultura a Arnulfo Domínguez Bello. Rosario Cabrera tuvo una prolífica carrera que no sólo se centró exclusivamente en la pintura, también se dedicó a la defensa de los cánones correctos de representaciones críticas y se dedicó a la educación.

Escribe: Mónica Muñoz

Antecedentes de la participación de las mujeres

En la segunda mitad del siglo XIX en México diversas publicaciones, sermones eclesiásticos, prensa, revistas, dejaron claras las expectativas de cómo debían comportarse las mujeres. Para el Porfiriato y con los cambios que se dieron en la estructura económica del país, paulatinamente comenzó a aumentar el número de mujeres que se incorporaban al ámbito laboral buscando tener aspiraciones intelectuales para lograr una vida más plena.

Poco a poco se fundaron escuelas como la Normal para señoritas en 1890, la Escuela de Artes y Oficios en 1892 y la Escuela Mercantil Miguel Lerdo de Tejada en 1903, que abrieron el horizonte de desarrollo intelectual a las mujeres de la época. Entre 1886 y 1889 se graduaron las primeras mujeres profesionistas en México: la primera dentista Margarita Chorné, la primera cirujana Matilde Montoya y la primera abogada María Sandoval.

La Academia de San Carlos

En la Academia de San Carlos en 1846 también hubo restructuraciones, y diversas fuentes de la época informaron que la pintura y literatura causaron todo un furor en las señoritas. Con la llegada de Pelegrín Clavé como director de pintura la Academia instituyó la práctica de celebrar una exposición anual, en la que podían participar maestros, alumnos, y aquellos artistas profesionales o interesados que desearan hacerlo. Y por supuesto se dio la participación de las “señoritas aplicadas” que provenían de la escuela normal, de la de arte y oficios, y de los talleres independientes de algunos de los maestros de la Academia. Y las áreas en las que ellas sobresalían eran en el género del bodegón, el paisaje, las escenas de interior, los retratos y los autorretratos.

Asimismo, ante los progresivos cambios sociales la Academia Nacional de Bellas Artes (ENBA) comenzó a admitir mujeres. El ingreso se dio en un contexto en el que el impulso a la educación secundaria y superior de las mujeres había comenzado a ser propicio. Sin embargo, no estuvo carente de limitaciones sobre las profesiones y oficios que se consideraban apropiados para éstas. Las primeras alumnas ingresan en 1888.

Sobre la biografía de Rosario Cabrera

Rosario Cabrera nace en la Ciudad de México en 1901. Entre la edad de 9 y 12 años pierde a sus padres quedando al amparo de una tía. Desde muy joven mostró su talento para reproducir figuras humanas, animales y paisajes, pues heredó la vocación por el arte debido a que su padre fue decorador de oficio, aficionado a la pintura, y la talla en madera. Ingresa a la Academia Nacional de bellas Artes y allí tuvo su primera muestra individual en 1921 con tan sólo 20 años de edad, donde presentó alrededor de cincuenta obras.

En el inicio de su trayectoria, la joven artista fue apoyada por el gobierno de Álvaro Obregón para continuar sus estudios en Europa y podemos imaginar todo lo que pudo haber visto y contemplado en el bullicio artístico europeo. A su regreso, en 1927, entabló amistad con Alfredo Ramos Martínez, impulsor de la Escuela de Pintura al Aire Libre, donde se integraría al equipo de maestros, siendo la única mujer que tuvo a su cargo dos sedes: la de Los Reyes, en Coyoacán, y la de Cholula, en Puebla.

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Las escuelas de pintura al aire libre

Las Escuelas de Pintura al Aire Libre (EPAL) funcionaron en los años de 1913, y luego nuevamente de 1920 a 1937. Formaron parte de un proyecto que tuvo implicaciones en la plástica mexicana, surgen como un movimiento contra los acartonados talleres de la academia y para incorporar nuevos conceptos pedagógicos que dieran libertad creativa.

En el año de 1911 ocurre una huelga de estudiantes de la Academia de San Carlos, se encontraban inconformes con la educación artística que recibían; los métodos de enseñanza les parecían anquilosados y la visión de los profesores completamente cerrada a las transformaciones estéticas y teóricas que estaban surgiendo con el cambio de siglo.

Percibían una clara preferencia de su director, el arquitecto Antonio Rivas Mercado, por los alumnos de arquitectura. Y eso remarcaba las diferencias de clase que existían entre ellos. Así, estas escuelas introdujeron estilos vanguardistas europeos, pero fundamentalmente incorporaron a campesinos e indígenas al quehacer artístico nacionalista.

La primera escuela

La primera escuela se abrió en Santa Anita, en 1913, dirigida e impulsada por el pintor Alfredo Ramos Martínez, recién llegado de Europa y quien había asumido la dirección de la Academia de San Carlos. Posteriormente, a partir de 1920, se abrieron los planteles en Chimalistac (trasladado a Churubusco) y Coyoacán. Sus alumnos eran jóvenes de clases media que pintaban obras impresionistas y naturalezas muertas, alumnos que más tarde se convirtieron en profesores.

En estos recintos se permitieron la inclusión de alumnos con un perfil distinto al que había existido hasta entonces. Así, cuando la Universidad Nacional se volvió autónoma en el año de 1929, las Escuelas pasaron a depender directamente de la Secretaría de Educación Pública. La valoración de los resultados de estas Escuelas por parte de artistas y críticos fue variada. Rosario cabrera se sumó a la defensa convirtiéndose en la primera —y única— pintora en México que dirigió dos EPAL: la de Los Reyes, en Coyoacán, y la de Cholula, en el estado de Puebla.

El inicio de su carrera y la creación de Rosario Cabrera

Al concluir su trabajo en las Escuelas al Aire Libre continuó como maestra de pintura y dibujo de educación primaria, ello permitió que en varias ocasiones obtuviera importantes reconocimientos por la participación de sus alumnos en las exposiciones del Museo del Palacio de Bellas Artes. 

Entre sus obras destacan hermosos paisajes y retratos. Su paisaje con el tema del “Ex Convento de Churubusco” presenta formas del realismo aprendido en la Escuela de Bellas Artes; otras obras como: “Primavera en el valle”, y “Arboleda e Iglesia”, ya tienen fuerte estilo impresionista, y en ellas podemos evocar al artista francés Claude Monet. En sus retratos: “La dama de los ojos verdes”, “Niña pensativa” y “Niña con libro”, utilizó óleo sobre tela jugando con imitar la técnica del fresco. En su obra “Niña con manzana” y en la de “Niño de luto” (1921), se refleja la emocionalidad de los personajes y la manera novedosa de pintar.

Fue una artista conocedora de la proporción y de la anatomía, y podemos apreciar su maravillosa habilidad en las esculturas que realizó. Practicó la técnica del grabado siendo muy probablemente la primera artista mexicana grabadora, entre estos destacan: “Cabeza de Cristo” (1923), “Cabeza de hombre indígena” (1924) y “Niños en el salón de clases”. Pintó hermosas casitas de estilo mexicano como su obra “Casa de Los Reyes”, “Coyoacán”, o “Casa Roja”, pintada en 1926 durante su estancia en Europa; la naturaleza está presente en: “El burrito amarrado”, y la “La Nopalera” por ejemplo.

Reflexiones finales

Rosario Cabrera falleció el 30 de diciembre de 1975. El Museo Nacional de Arte resguarda diversas obras de la artista. También, el Museo de Mujeres Artistas Mexicanas, fundado en 2008, la nombró “la primera gran pintora mexicana del siglo XX”.

Sin duda es importante conocer las artistas mexicanas que han transitado el escenario del arte mexicano, de esta manera conocemos su contexto y aprendemos sobre el momento histórico que les tocó vivir. Rosario Cabrera se dedicó a la docencia hasta sus últimos años, pero pese a todo, en diferentes momentos, consiguió realizar verdaderas obras magistrales. Es otra mujer que rompió paradigmas en su época. Y al saber de ella y conocer sus aportaciones podemos ver la implicación que muchas artistas como ella tuvieron en su momento.

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