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El estado de nuestros servicios

El estado de nuestros servicios públicos a veces puede ser identificado o confundido por el público como el servicio de nuestro estado. El humor cotidiano cambia para mal con la caída del auto en un bache o con el tropiezo en una banqueta destruida, con un corte del agua potable o con un apagón eléctrico, y mejora con el buen servicio en un hospital o en una escuela, el cuidado de un parque o la puntualidad y limpieza del transporte.

Escrito por:  Enrique Provencio D.

Pero más allá de los humores, el estado de los servicios define buena parte de la calidad de vida, de la individual y la colectiva. Por eso es tan relevante la Encuesta de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) que levanta el INEGI, y de la que acaba de publicar la edición de 2021  https://www.inegi.org.mx/programas/encig/2021/#Informacion_general . Se trata ya de la sexta edición, que inició en 2011, y que ofrece cada dos años una perspectiva nacional, por estados y para 32 áreas metropolitanas de la experiencia y percepción de nuestra relación con los aparatos gubernamentales y lo que estos nos ofrecen.

Aquí distinguiré dos planos: lo que se registró a fines del año pasado, cuando se levantó la encuesta, con una robusta muestra de 46,000 viviendas, y el cambio respecto a 2019 y otros años. Hay buenas y malas noticas, e incluso algunas sorpresas, sobre todo considerando que se trata del bienio de la pandemia, que repercutió en muchos de los aspectos que se registran en la ENCIG.

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En los servicios públicos básicos, lo peor calificado por los usuarios son las condiciones de las calles y avenidas, con un nivel de satisfacción de 25.1 (donde 100 sería la nota máxima) y el trabajo de las policías locales, con 25.3, en ambos casos para 2021. Las carreteras libres, el alumbrado público, los parques y el drenaje quedaron todos por debajo de 50.0, como han estado desde 2011 que se levantó la primera ENCIG.

No extraña que lo peor calificado en este indicador sean las calles, pues en la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana aparecen sistemáticamente los baches como el principal problema de las ciudades, incluso más que la delincuencia o las insuficiencias del agua potable https://www.inegi.org.mx/programas/ensu/default.html .

Si se toma el promedio de los ocho servicios básicos que se miden, los niveles de satisfacción se mantuvieron prácticamente iguales de 2019 a 2021 (41.2 el primer año, y 41.6 el segundo), aunque en algunos casos se registró una mejora. Si lo que se mira son los diez servicios bajo demanda, en estos dos años hubo una mejora para nueve de los diez, pues el promedio de satisfacción pasó de 59.4 a 63.6. El que empeoró fue el de energía eléctrica, que perdió casi cinco puntos en la nota de satisfacción de los usuarios.

Hay un rasgo que no debe pasar desapercibido: en algunos servicios esenciales es en los estados más pobres donde peores condiciones se registran. En cuanto a la potabilidad del agua, por ejemplo, menos del 10 por ciento de la población adulta contesta que en su ciudad es bebible sin temor a enfermarse, y esa proporción es de 1.9 por ciento en Tabasco, de 4.7 en Guerrero. El contraste es muy alto frente a los estados del Norte y del Centro, pero aún en estos la situación es lamentable. Por eso no debe extrañar que se dependa tanto del agua embotellada.

En general, la satisfacción con el agua potable se redujo en este bienio, de 56 a 53.7 puntos. El cambio es variable de un estado a otro, con mejoras o retrocesos según los temas, y hay uno que destaca: que los servicios del IMSS fueron calificados notablemente mejor en 2021 en comparación con 2019 en diez de los once rasgos que se incluyen en la encuesta, como limpieza, trato, suficiencia de personal, tiempo de espera y otros. Lo que fue pero calificado en el IMSS en comparación con 2019 fue la disposición de medicamentos, y algo similar ocurrió con el ISSSTE. También en los servicios de salud estatales mejoró la percepción de los usuarios, y en este caso incluso con la disposición de medicamentos. Es una de las principales sorpresas de esta encuesta, y el resultado contrasta con lo que se escucha normalmente sobre la salud.

Son muchos los aspectos de los que informa la ENCIG, y muy marcados los contrastes entre estados y según el tipo de aspectos que se registran. Ojalá esta información sea mejor aprovechada para evaluar la gestión pública, pues se trata de resultados concretos de la gestión gubernamental a todos los niveles, y de otro modo de ver las condiciones en las que vivimos, la manera en la que está avanzando o retrocediendo y lo que nos falta por mejorar, al menos desde la mirada de las percepciones.

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