Escrito por 4:00 am Cultura, Destacados, En Portada, Mónica Muñoz, Notas

La irresistible ALMA MAHLER

Alma Mahler (nacida Alma Schindler, hija del conocido pintor Schindler) era una artista. Desde muy pequeña, alrededor de los 9 años comenzó a componer música, y posteriormente escribió un centenar de lieder y fragmentos instrumentales y operísticos. ¡Alma fue una magnífica pianista y en Viena se vislumbraba que llegaría muy lejos! No obstante, como bien afirmó la escritora Rosa Montero en esa época se consideraba que el talento en las mujeres no era más que un adorno o una extravagancia. (Montero, 2018). Quizá si hoy viéramos alguna imagen de ella o pensando tan sólo en el canon de época, nos parecería gordita, lo que sin duda fue su personalidad la que enamoraba y seducía; fue coqueta, inteligente, culta, brillante y original.

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Sin duda, Alma (1879- 1964), se rebeló contra la tradición, las formas socialmente establecidas y la sumisión esperada de una mujer de principios del siglo XX. Nace en Viena en un entorno turbulento. Era casi el fin del siglo XIX, y también era el momento de la agonía del imperio austro-húngaro, todo el conjunto acompañado de ese estallido efervescente de cultura y arte que se daba en el contexto. “Viena apuraba alegremente sus últimos días de gloria: en los salones literarios y en los atiborrados cafés se discutía de lo divino y de lo humano, se coqueteaba, se conspiraba, se creaba. Allí y entonces surgió la importante escuela filosófica conocida como el Círculo de Viena”. (Montero, 2018) La vida era intensa.

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Al morir su padre en 1882, su mamá se casó con Carl Moll, uno de los artistas de la Secesión de Viena que se inspiró en las técnicas puntillistas de los impresionistas franceses, y quien por cierto se suicidaría en 1945 antes de que el Ejército Rojo tomara la capital vienesa, casi al final de la Segunda Guerra Mundial. Por esos años, Alma siendo aún muy joven, tuvo una serie de flirteos, entre ellos uno con el artista Gustave Klimt, otro con el director teatral Max Burckhard y también con el compositor Alexander von Zemlinsky.

Gustav Mahler

El 9 de marzo de 1902 se casó con el compositor y director de orquesta Gustav Mahler, bohemio de origen judío, casi veinte años mayor que ella. Pero en ese momento, al acordar sobre la vida matrimonial, él le solicitará a Alma que dejaría la música y que sólo se dedicaría a su familia. Sólo le permitió el que le ayudara como copista y lectora de pruebas. Inclusive le dijo que ella era una “arrogante” por tener la osadía de decir que no está de acuerdo con él en determinadas ideas. El camino quedó claro, la única profesión sería ser esposa.

Definitivamente, las ideas del contexto sobre el papel femenino eran contundentes. Los diez años que Alma vivió con Gustave Mahler no fueron el paraíso. En su biografía, Alma se quejó del egocentrismo de su esposo y del poco caso que le hizo, menciona que sólo estaba absorto en su trabajo, componiendo. Alma mientras tanto, tuvo depresiones, y extrañaba hacer su propia música, no lograba resignarse a vivir así. Con Mahler tuvo dos hijas: María (1902-1907), que moriría de escarlatina en 1907, y Anna (1904-1988), quien se convertiría en una gran escultora.

Walter Gropius

En el verano de 1910 Alma fue a reposar a un balneario en Tobelbad, cerca de Graz, en Austria mientras Mahler se instalaba en su residencia de verano en Toblach para componer. Fue en ese tiempo que conoció al arquitecto y diseñador alemán Walter Gropius que posteriormente fundaría La Bauhaus. Estando allí, se enamoran y viven un ardiente romance. Sin embargo, su esposo se entera de la infidelidad, y le pide que no le abandone y se quede con él. Sí, se queda, pero también seguirá viendo a Gropius de manera clandestina pues, aunque quiere a Mahler, ya no lo ama, y ella solicitaba amar para vivir. Mahler se enferma de amigdalitis, se le complica su salud y medio año después muere.

Oskar Kokoschka

Alma también conoció al pintor y poeta de origen austríaco, conocido principalmente por sus retratos y paisajes expresionistas, Oskar Kokoschka, que la retrató varias veces y que en su Die Windsbraut (La novia del viento) representó su amor por ella. Él era seis años menor que ella, y junto a él vivió una gran pasión. Cuando Alma le dejó, Kokoschka, enloquecido mandó copiar sus rasgos en una muñeca de tamaño natural con la que convivió durante un año, para decapitarla después en una fiesta. Sin embargo, Alma volvió con Gropius, y se casaron en 1915. Tuvieron una hija, Manon (1916-1935), que moriría de poliomielitis a los 18 años.

Franz Werfel

Alma se divorció de Gropius en 1920 y posteriormente, se casó con el poeta y novelista Franz Werfel en 1929, quien era diez años menor que ella. Con él tuvo un hijo, un bebé que sólo le sobrevivió diez meses con encefalitis. Les tocaron tiempos muy duros: la Primera Guerra Mundial, la derrota, el tratado de Versalles que impuso unas brutales condiciones de paz a los vencidos. Y después el infierno del nazismo. De hecho, ella fue pronazi, o más bien profacista pues creía en la bondad del proyecto de Mussolini y rechazaba el antisemitismo de Hitler, lo curioso es que en sus diarios hay muchos comentarios antisemitas.

Huyó de su país para salvaguardar su vida junto con su tercer marido Werfel, mientras que toda su familia se hizo pronazi en Viena. Tampoco menciona en sus diarios a su hermana Grete, ni en sus memorias. Grete tuvo tendencia a la depresión e intentó suicidarse en varias ocasiones por lo que se le internó en un psiquiátrico. Allí fue ejecutada tras la invasión de Austria por Hitler (1938), cuando los nazis decretaron la eliminación de todos los locos.

Alma murió a los ochenta y cinco años en Nueva York. Quizás si a ella le hubiera tocado vivir en nuestra época seguramente habría compaginado su vida profesional con la familiar, pero en su época no se pudo hacer… y llegó a comentar en sus diarios: “Con mucha frecuencia el matrimonio desplaza en la mujer su propio yo de un modo extraño”. También dice: “He tenido una vida hermosa. Cualquier persona puede hacerlo todo, pero tiene que estar dispuesta a todo”. (Montero, 2018).

Después de la muerte de Werfel en 1945 Alma se instaló en Nueva York, donde llegó a ser un personaje cultural destacado, y publicó parte de las cartas de Mahler y sus propias memorias Mein Leben, traducido al inglés And the Bridge is Love (Y el puente es el amor). Su música aún se interpreta en la actualidad, por diversos artistas, especialmente sus Lieder, tanto con acompañamiento orquestal, así como con acompañamiento al piano. Hay dos películas que tratan sobre ella, en la película de 2001 de Bruce Beresford Bride of the Wind, con la actriz Sarah Wynter, como Alma, se narra su vida. Y en la película Mahler de 1974 dirigida por Ken Russell, con la actriz Georgina Hale como Alma, aparece ella como personaje dentro de la trama.

Reflexiones finales

Sin duda Alma resume una vida fascinante. Y no todo el mundo es capaz de manifestar semejante arrojo. Cuánta gente hay que no ha ce de sus vidas más que una cotidianidad rutinaria. También, ella pasó por momentos difíciles… sufrió el perder hijos, verlos morir. Vivió la angustia de no encajar en esa esa sociedad en la que le tocó vivir. Le tocó vivir lo efímero de las pasiones, lo terrible de la guerra. Nos sigue recordando que aún nos queda por resolver brechas de género en varios ámbitos profesionales.

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